CAPITULO V


De la figura de las nereidas, tritones y elephantes marinos


Embiaron los de Lisboa al príncipe Tiberio embaxadores para que le hiziesen saber que havían visto y oído en una cueva un tritón1 tañendo con una concha,2 de la forma que vulgarmente se dize ser y se pinta.


Tampoco es fábula lo que se habla de las nereidas (salvo que tienen el cuerpo escamoso) aun en lo que toca a ser de figura humana, porque se vido una en la misma ribera cuyos muy dolorosos gemidos, muriéndose, fueron oídos lexos de allí de los moradores de aquella tierra, y el legado de Francia escrivió al emperador Augusto que se hallavan muertas en la ribera.


Autores tengo, esclarecidos en el orden ecuestre, que afirman haver visto en el mar de Cádiz un pescado, estrañamente semejante en todo el cuerpo a hombre,3 subir en los navios a las noches y trastornarlos hazia la parte a que se acostava y aun, si se detenía mucho tiempo, zambullirlos.


Imperando Tiberio dexó el Océano en seco, en tiempo de baxamar, en la isla frontera de la ribera de la provincia de León de Francia, juntas, más de 300 bestias de admirable variedad y grandeza, y no menor número en la costa de los santonesa y, entre las demás, elephantes4 y carneros5 de cuernos semejantes a los terrestres solamente en la blancura y, ansimismo, muchas nereidas.


Escrive Turanio haver sido alcanzada una bestia a las riberas de Cádiz que tenía entre las dos alas de lo postrero de la cola 16 cobdos y 120 dientes, de los cuales los mayores eran de tamaño de nueve pulgadas, y los menores de medio pie. M. Scauro mostró en tiempo de su edilidad, entre otras cosas admirables, los huesos de la bestia a quien dizen haver sido echada Andrómeda,6 trahídos de Japha, ciudad de Judea, de largo de 40 pies y sus costillas que excedían en altura a los elephantes de la India y su espinazo que era de grueso de pie y medio.





a. Saintonges, Charenra, en Francia.


EL INTERPRETE


1(Un tritón). Como haya tritones de género de pelámides, de que adelante hablaremos con Plinio y otros, que son monstruos marinos, es cierto hablar al presente Plinio de los monstruos. Descrive Æliano su forma, en el capítulo XXI de su libro tredécimo, de sola la fama vulgar, diziendo ser semejante del medio cuerpo arriba a la forma humana, cual dize haver visto uno Demóstrato en Tanagre,b aunque tenía ya la cara tan desemejada que no podía determinarse bien su figura. Hizo ansimismo mención destos {seseados Pausanías en el libro nono y en el De Natura Deorum, de Cicerón. Dizen haverse llamado tritones de Tritón,c laguna de Africa, donde se vieron la primera vez. 2(Con una concha). Entiende de pescados testáceos y, déstas, aquellas que por ser aparejadas para formarse aquel sonido se llaman vulgarmente bozinas y no el buccino particular, sólo al cual, por esta razón, se le dio semejante nombre. Déste hablaremos con Plinio más adelante en este mismo libro. 3(Totalmente semejante a hombre). No hay dubda hablar Plinio agora de otro pescado diferente del tritón, pues dize ser de forma totalmente humana, y el tritón dixo serlo sólo del medio cuerpo arriba, haziendo también de los dos, en partes diversas por sí, distincta mención. Vídose los años pasados un pescado lanzado a las riberas, con las olas, después de grandísimas tempestades, en Diezo, acerca de Melopoch, pueblo de Nortvegia, semejante a fraile, aunque menos del medio cuerpo abaxo, del cual no diré más porque Rondolethio le descrive y da debuxado tal cual le recibió (según dize) de Margarita, llamada reina de Navarra, haviéndole hecho copia de él un cavallero que llevava otro dibuxo al grande Carlos V, de gloriosa memoria, emperador sémper augusto. No es menos admirable otro de forma de obispo que el año de 1531 se pescó en Polonia y fue llevado al rey de aquella provincia, el cual, como diese clara significación del deseo que tenía que le bolviesen a la mar y le soltasen en la ribera, se arrojó en las aguas dándole grande y manifiesta alegría. Dale ansimismo dibuxado Rondolethio, francés, acerca del cual podrá verse. Oído he muchas cosas de hombres marinos, vistos salir a algunas costas con lascivo deseo de mugeres (porque dizen ser en extremo luxuriosos) que acaso por allí se hallaran, pero como no los haya yo visto no quiero dé a ello el lector más crédito del que le pareciere. Un prelado de autoridad y crédito me contó haverse visto en la costa de Valencia, algunos años ha, un pescado extrañamente parecido a muger, el cual, después de haver vivido algunos días fuera del agua, murió como aquel a quien havían privado de su elemento. 4(Elefantes). Acordarse ha otra vez Plinio en el libro treinta y dos y de otra especie de los mismos, del linaje de lagostas, de quien dize tener cuatro pies hendidos y dos brazos con dos juncturas cada uno y una tijereta con dientes. Contóme en Santo Doingo el capitán general de la Margarita, a la mesa del arzobispo de aquella ciudad, que en el Perú y en el puerto donde se embarcan para Chile se ven pescados en gran manera semejantes a elephantes. 5(Carneros). Hazen mención déstos Oppiano y Æliano, acerca de los cuales podrás ver muchas cosas. Son ignotos a nuestra edad, como también las onzas marinas, melantinos, hienas, dromones, y otras muchas de que los antiguos nos dexaron memoria hasta que lo desentierre como {ha} hecho otras cosas el tiempo.


6(Andrómeda). Désta dizen los poetas haver sido hija de Cepheo y librada desta bestia a quien la havían ofrescido de Perseo, hijo de Júpiter y de Dánae, hija de Acrisio, el cual la tomó por muger y, recebida después de Neptuno la espada de diamante, mató a Medusa, una de las gorgonas, la cual era de tan perjudicial vista que mudava en piedras a todos los que mirava. Pero destas fábulas y ficciones no nos devemos de curar tanto cuanto de lo que por ellas quisieron darnos los poetas a entender, que debaxo destas fábulas siempre entren alguna cosa importante.





b. En Beocia.

c. El Djerid, en Túnez.


TOMO V. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 2