CAPITULO XLIII

De los asnos

Escrive Marco Varrón que Q. Axio, senador, compró un asno por 400 mil1 numos, no sé si excediendo el mayor precio que se ha dado por animal extremado para carga,2 para arar y, principalmente, para engendrar mulas.3 Haze mucho al caso en éstos la patria, siendo, en Arcadia, los de Achaya, los mejores y, en Italia, los reáticos. Es animal muy frioliego y por eso no se cría en Ponto, ni se toman en el equinoccio del verano como los demás ganados, sino solamente en el solsticio.4 Estráganse dexándolos holgar.5 Paren a lo más presto después de 30 meses, aunque el parto más ligítimo es después de los tres años, y tantos como las yeguas, y en los mismos meses, y de la misma manera, expelen con la orina la simiente6 si en tomándose no los hazen correr a palos. Paren pocas vezes dos. Cuando han de parir huyen de la luz y buscan la obscuridad, por no ser vistos de hombres.



Engendran por todo el discurso de su vida, que es hasta 30 años. Tienen grande amor a sus hijos, pero mayor aborrecimiento del agua: pasan por el fuego por ir a ellos, y con esto, si han de atravesar algún muy pequeño arroyo, tienen tan grande miedo que no osan mojarse los pies. No beven sino en las fuentes acostumbradas, que están donde se apacientan sus rebaños, y de manera que vayan por camino enjuto a bever. Rehusan de pasar por las puentes cuando se parece por las hendiduras el agua.



Cosa es maravillosa que aunque tengan sed, si les mudan el agua, es menester, para que bevan, apremiarlos o regalarlos.7 No duermen sino en lugares anchos y espaciosos porque conciben diversas cosas entre sueños con tanto patear de los pies que si no tuviesen anchura, topando en alguna cosa tiesa, se encoxarían. Son de más provecho que las muy fértiles heredades. Sabida cosa es que en la Celtiberia se vende cada parto por 40 mil numos. Dizen importar mucho para hazer casta de mulas los pelos de las orejas y pestañas porque, puesto que en lo demás del cuerpo sean de uno sólo, nacen las mulas de tanta variedad de colores cuantas tienen en estos dos lugares los pelos.

Mecenas introduxo costumbre de comer borricos, los cuales eran en aquel tiempo más estimados que los silvestres;a después de él se acabó la autoridad deste sabor. Desmayan muy presto si ven morir otro asno.

a. Refiérese a los onagros, asnos silvestres.


EL INTERPRETE

1(Por 400 mil numos). Traslado desta manera, leyendo cuadringentis millibus numorum. Porque como el numo particular sea sextercio y éste monte diez maravedís, no fueran 400 numos más que cuatro mil maravedís, precio indigno de un asno tan excelente y de quien dize Plinio las palabras del principio del texto. Pero 400 mil numos montan cuatro cuentos que son diez mil y 600 y tantos ducados, y ansí se excede el precio de los cavados de que en el precedente capítulo havía hecho mención. 2(Estremado para carga). No hay dubda hazer los asnos a los hombres grandes servicios y provechos, pues aran la tierra, llevan carros, limpian las casas, acarrean pan, vino, hortaliza y, finalmente, todas las demás provisiones; muelen en las atahonas las mieses y dan cavallería mansa y segura a todos y, por dezirlo en una palabra, no hay género de trabajo que rehusen, ni carga a que de muy buena gana y con grande paciencia no se sometan y sobjecten, contentándose con poco y vil mantenimiento y sufriendo palos, golpes, heridas, hambre y otros trabaxos semejantes sin chólera alguna, porque carecen della. Antes, con grande paciencia, ánimo senzillo y no alterado de algún deseo. Con todo esto, son tan menospreciados, que los parthos, según testifica Suidas, tenían por grande ignominia llevar a los hombres desnudos sobre asnos. Y los cumanos castigavan la muger adúltera trahiéndola, después de haverla tenido sobre cierta piedra donde fuese vista de todos, alrededor desta ciudad, sobre un asno, llamándola de ahí en adelante όνοβάτις, que quiere tanto dezir como llevada en asno. Y, aun, los egipcios le tenían en grande menosprecio y ludibrio, no admitiéndole en los sacrificios, antes haziéndole todas las afrentas y males que podían, y (lámanse con este nombre a aquellos que con sumo odio y malevolencia pretendían afrentar, como hizieron a Ocho, rey de los persas. Y aun el día de hoy dura semejante menosprecio; son símbolo o significación de ignorancia, desvergüenza, luxuria y del ciego y perdido hebraísmo; de los desperdiciados domésticos, de vanas contiendas, trahiéndose en común refrán, contender [ilegible], con tales que porfían y forman disputas sobre negocios de poca utilidad y en que no va nada que sea lo uno u lo otro; de irrisión, de inhabilidad e ignavia, aunque los asnos de Palestina (según afirma Adamancio) no davan la ventaja a los muy ligeros cavallos en presteza y velocidad; de obras excelentes comenzadas y no llevadas al cabo, y de otras algunas cosas semejantes a éstas. 3(Para engendrar mulas). Ana,b suegro de Esaú, fue según sienten los hebreos el primero que juntó los asnos con el género de los cavados. 4(Solamente en el solsticio). Y, ansí, fue hieroglífico deste tiempo. 5(Dexándolos holgar). Es a este animal tan proprio el trabaxo que Ptolomeo, dándole Heráclides, licio, un libro que llamó πόνος έγκόμιον, que quiere dezir los del trabajo, quitada la π le llamó όνος έγκόμιον, que significa del asno, dando a entender que el que loa el trabajo se puede dezir loar el asno, animal a quien le es por tantas razones proprio y natural.

6(Expellen con la urina la simiente). Y ansí significó la Antigüedad la muger que no quería admitir varón, con una borrica y un palo. Y con ésta, parida, la muger que esconde el preñado, por lo que adelante dize Plinio, conviene a saber, que huyen de la luz para parir. 7(Es menester regalarlos). Sigo mi códize que tiene exonerandi, que quiere dezir que los han de descargar para que quieran bever.

Cosa notable es en éstos, y no digna de callar, aliende de lo que Plinio ha dicho, que engendran sangre muy negra en el corazón, el cual tienen en proporción de su cuerpo grandísimo y la leche tan delgada, serosa, incorruptible y de fácil distribución que la damos a los héticos por muy excelente medicina, y aun dize dello Aristóteles mezclarse para hazer el queso phrygio. Y que las cañahejas les son suavísimo pasto, como a los demás animales sean presentáneo [sic] veneno. Del asno indo diximos hablando del unicornio.

b. Ana, padre de Aholibama, segunda mujer de Esaú. (Génesis XXXVI, 2 y XXXVI, 24).

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1