CAPITULO XXVII

Qué animales hayan mostrado algunas hierbas, como son el ciervo, lagartos, golondrinas, galápagos, comadreja, cigüeña, puercos, javalíes, sierpes, dragones, onzas, elephant es, osos, palomas, grullas y cuervos

Una cosa como ésta enseñó un ave, en Egipto, llamada ibis,1 lavándose con su acorvado pico aquella parte por donde es cosa muy saludable que las superfluidades ordinarias de los mantenimientos desciendan. Ni fueron solas estas cosas halladas de los animales mudos que habían de ser después para provecho también del hombre.



Los ciervos mostraron la yerba llamada dictamno,2 provechosa para sacar las saetas, como fuesen con ellas heridos, despidiéndolas con el pasto solo desta planta; éstos mismos, picados del phalangio,3 género de araña, o de otro semejante animal, se curan comiendo cangrejos.4



Es muy excelente medicina para las mordeduras de las serpientes una yerba con que los lagartos5 se restauran6 cuando salen llagados de la contienda que contra ellos tuvieron. Las golondrinas mostraron ser la chelidonia7 muy provechosa para la vista, curando con ella los fatigados ojos de sus golondrinas. Las tortugas y galápagos8 rehazen sus fuerzas con el pasto de la cunda búbula,9 contra las serpientes, y la comadreja10 contra los ratones cuando, peleando con ellos, los caza con la ruda.



La cigüeña, con el orégano. Los javalíes se curan de sus enfermedades con la yedra y comiendo cangrejos, en especial de los marinos.

Las serpientes desnudan el pellejo que se les cría de la humidad y ocultación de himbierno con zumo del hinojo,11 y salen a la primavera muy lucias,a despidiéndole y, lo primero, de la cabeza, no más presto que en un día y una noche, y esto bolviéndole de dentro para fuera. Estas mismas, haviéndoseles escurecido la vista con haver estado escondidas el himbierno, estregándose en el hinojo, alcoholan sus ojos y ansí le aclaran y esfuerzan. Y, si se les entorpecen las escamas, se rascan a las espinas del enebro. Mitiga el dragón los desasosiegos del estómago que del himbierno le quedaron con zumo de lechugas silvestres.12

Cazan los bárbaros las onzas estregando la carne con acónito;13 luego que lo comen sienten en la garganta gran fatiga y a esta causa lo llamaron algunos pardalianche. Mas la fiera se remedia contra esto con estiércol humano, del cual, aun sin esta necesidad, es tan cobdiciosa que acontece, colgándolo los pastores de industria más alto de lo que ella puede alcanzar, con su salto, desfallecer, saltando y apeteciéndolo y, en fin, morir en su demanda, como fuera desto sean desta pertinaz vida, que sacadas las entrañas queda por mucho tiempo peleando y porfiando con la muerte.



El elephante, tragado acaso el chamaeleón, no visto de él por ser del color de las hojas, vence su ponzoña comidas las del azebuche.b Los osos, haviendo comido las manzanas de las mandrágoras,14 lamen hormigas. Los ciervos resisten a los pastos venenosos con la cinara.15



Las palomas silvestres, grajos, mirlas y perdizes purgan con las hojas del laurelc el hastío de cada año. Las palomas caseras, tórtolas y gallos hazen lo mismo con albahaquilla del río.d Y las ánades, gansos y otras aves del agua, con la que llaman sidiritis. Las grullas y otras semejantes, con el junco palustre.16 El ciervo, haviendo muerto al chamaeleón, el cual también es al vencedor dañoso, apaga con laurel aquella su cruel ponzoña.

a. Por terso, lúcido.

b. Olea europea, var. oleaster.

c. Laurus nobilis.

d. Satureja hortensis.


EL INTERPRETE

Porque todas las plantas, aves, animales terrestres y serpientes de que en este capítulo se haze mención tienen su particular lugar en este volumen, no diré al presente más de lo que entendiere ser necesario para que el lector no quede tan desgustado.

1(Llamada ibis).e Invocan esta ave los egipcios contra las serpientes aladas que van allá de Arabia, porque las matan, y ansí ellos las adoran. Es (según lo refiere Strabón) de tamaño y hechura de cigüeña y color de dos maneras, porque unas deltas asemejan a cigüeña, y otras son todas negras y no hay en Alexandría encrucijada donde no se topen. Distínguelas Herodoto diziendo: la ibis que combate las serpientes es toda negra, de piernas de grulla, pico corvo y tamaño del ave que llaman órex; el otro género tiene cabeza y cuello delgado, las plumas blancas sacando las de la cerviz, cabeza y lo postrero de las alas y ancas, porque estas partes son negras y son en pico y piernas semejantes a las primeras. Bellonio quiere que sea la negra el cuervo silvático que da debuxado Gesnerio y vemos en Hespaña, aunque no muy ordinario, y llamamos cuervo calvo; porque puesto caso que diga Aeliano no salir de Egipto, antes ser vano el trabajo de los que de él la procuran sacar, Plinio dize verse en los Alpes y Strabón acerca de Licha, en los extremos de Africa. Vese su esculptura junto con la del ichneumón en una estatua que está en Roma, en el huerto de Belveder. Lo que toca a haver mostrado estas aves el uso de los lísteres, no sólo este autor, pero otros muchos también lo afirman. 2(Dictamno). Yerba es propria (dize Dioscórides) de Candia, de donde se trahe ya verdadera como antes se gastase con ella el [dictamno] blanco.f Tiene virtud de sacar (como el mismo autor afirma) las cosas hincadas con sólo pascerla, aliende que ahuyenta los animales venenosos y cura sus mordeduras. Otra yerba hay semejante al dictamno llamada, por no ser verdadera, pseudodictamno, del cual se tiene también en nuestra edad alguna noticia. 3(Phalangia).g Género es de araña, cuyas especies (según testifica Nicandro acerca del cual podrá ver el lector esta materia) son siete, conviene a saber: rox, asterión, cyaneón, agrostis, disderis, myrmeción, y la que es semejante a ciertos escaravajuelos. 4(Cangrejos). De éstos se hablará en el libro nono, que a éste sucede. 5(Lagartos). Ya tengo en otras partes mostrado ser los stelliones nuestras salamanquesas, no los lagartos, según que lo han pensado algunos, y por esta causa llamo yo aquí lagartos los que Plinio nombra lacertos, y lagartijas las que los latinos lacertas, puesto que se llame lacerta chalcídica un animal no desemejante a salamanquesa que en Hespaña conocemos y tenemos descripto acerca de Nicandro.

6(Con que restauran). No sé qué yerba sea ésta, aunque me han contado que un hombre deste reino de Toledo se hizo zurujano,h de pastor, y principalmente de caratanes [sic]. Como estando una siesta en el campo, recostado en un repecho, viese desde allí ir un lagarto malherido y corriendo sangre de la pelea que havía tenido con una serpiente o culebra y llegado a una yerba curar las heridas y detener la sangre, tan perfectamente, como si cosa no le huviera acaecido. Porque luego dizen que abaxó y fue a la yerba y reconocida se sirvió de ahí en adelante de ella para el mismo efecto, curando, como por miraglo, heridas, y restañando la sangre que salía dellas y no era posible, con otros remedios, detenerse. Pero desto podrá el lector creer lo que le pareciere; yo refiero lo que me contaron. 7(La chelidonia). Dos especies hay desta yerba: mayori y menor, ambas familiares de Hespaña, aunque más la mayor, de que al presente haze mención Plinio. Dízese restaurar las golondrinas la vista de sus hijos que nacen privados della con el zumo desta yerba. No sé si se deva creer lo que me han contado que, quebrados los ojos destas aves, se remedian y restauran con semejante beneficio. 8(El galápago y tortuga). Ansí traslado testudo, porque es palabra general a las terrestres, palustres y marinas, como en otra parte diremos. 9(Cunila búbula). Désta hay tres especies, acerca de Plinio, como muy bien advierte Ruellio: una, con cabeza, que es satureya o axedrea; otra, gallinácea, que es el orégano heracleótico y, la tercera, búbulla, que es el orégano silvestrej de que comúnmente usamos para los manjares en Hespaña y déste habla, al presente, Plinio. Pero, qué diremos de lo que se sigue, la cigüeña con el orégano, sino que entiende aquí cualquiera especie de las tres, no como en lo pasado sólo el silvestre de las especies de orégano. Y del tragoriganok no digo más, dilatándolo para su proprio lugar. 10(La comadreja). Porque tengo sobre Nicandro tractado, y terná también su lugar en otras partes desta historia, cuál sea la mustella doméstica, y cuáles las especies de las silvestres de que, aliende de otras cosas, nos servimos, ataviando con sus pieles y haziendo más abrigadas nuestras vestiduras, al presente no diré nada.

11(Con el zumo del hinojo). Ansí lo cantó Nicandro, poeta griego, en aquellos versos que nosotros hezimos latinos, trasladando: Tunc cum squamosam deponis tarde senectam/ et gravis ingresu serpens brumalia caecus/ horrens antra fugis optala et luce potiris/ atque agilis marathri gustato germine gaudes/. 12(De lechugas silvestres). Esta es (según algunos piensan, puesto caso que otros la tengan por otra planta también vulgar) la yerba que hoy gastan algunos boticarios, con grande error, por endivia. Yo, evitando esto, tuve, muchos años ha, de costumbre ordenar en su lugar agua de chicoria, o hallándome donde pudiese hazerlo (como lo hize en Guadalupe siendo médico de aquella casa y hospital) procurar que se sembrase copia de escarolas, que son la verdadera endivia de los antiguos y gastarla por ella, dexada la falsa, que aunque se vaya comúnmente dexando, entonces casi universal se gastava. 13(Acónito). De los acónitos pardalianche y licoctonos tenemos escripto sobre otros lugares deste autor y sobre los alexiphármacos de Nicandro, del cual tomó Plinio lo que de él y de las onzas escrive. 14(De la mandrágora).l Conocidas son sus dos especies, según que a su tiempo veremos. 15(La cinara).m Esta espina es el cardo que comemos.

16(Junco palustre). Entiende el junco vulgar de que hay dos géneros: uno, liso, que llaman schenos y, otro, que acaba en punta, llamado oxischenos. Este se divide en dos especies: una estéril y otra que lleva simiente negra y redonda, cuya caña es más gruesa y carnosa; hállase también otro tercero género, más áspero que ambos y calloso, dicho oloschenos de semejante simiente.

e. Llamada hoy Threskiornis aethiopica, el ibis sagrado.

f. Dictamnus albus.

g. Lycosa, tarántula.

h. Por cirujano.

i. Chelidonia majus.

j. Origannum.

k. Orégano cabruno, de τράγος, macho cabrío.

l. La solanácea Mandragora officinarum.

m. La Cynara scolymus es la alcachofa y la C. carduculus el cardo comestible.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1