CAPITULO VIII

Del modo de cazarlos

Asenlos en la India desta manera: sube el cazador1 sobre un domado y hiere al que halla solo de los silvestres o ahuyentado del rebaño, hasta tanto que, trayéndole ya fatigado, pase del otro en él, y le rija de la manera que al primero. En Africa los asen haziendo cavas en la tierra, donde, si alguno cae, amontonan los otros, de presto, ramos, derriban grandes pedazos de tierra y acomódanlos para que puedan salir, procurando con todas sus fuerzas de sacarlos.

Antes, para domarlos, acosavan mucha gente de cavallo,2 y constreñían los rebaños a que fuesen a un valle rodeado de montes, hecho con artificio y, por su largura, engañoso, y después de encerrados dentro de aquellos fosos y vallados, los domavan no dándoles de comer. Conocíase estar domésticos en tomar blandamente, de la mano, un ramo.

Agora, por cobdicia de los dientes, les hieren con dardos los pies que ellos tienen muy tiernos. Los trogloditas,3 confines de Ethiopía, que viven desta sola caza, se suben a los árboles que están cerca del camino por donde han de pasar y, desde allí, echan el ojo al postrero de todo el rebaño, y saltando sobre sus ancas y asida la cola con la mano izquierda, enclavijan los pies en el muslo izquierdo, y ansí colgados le cortan con la derecha la otra corva con un asegur muy agudo. Y tiniéndole ya de la una pierna coxo, huyendo, le hieren los nervios de la otra, todo con notable ligereza. Algunos los asen de otra manera más segura, aunque más engañosa, porque plantan en tierra unos muy valientes y muy estirados arcos, lexos de donde los elephantes andan. Los cuales arcos tienen los más robustos cazadores; los otros los flechan con no menor fortaleza y al pasar los hieren con los venablos de las saetas,4 y síguenlos después por el rastro de la sangre; son, en este linage de animales, las hembras, mucho más temerosas.


EL INTERPRETE

1(Sube el cazador). Desta manera se acordó Aristóteles en el noveno de la Historia de los animales. 2(Acosava mucha gente de cavallo). No era muy desemejante a este modo de caza el que cuenta Strabón en el libro quinze de su Geographía, diziendo que cercavan algún lugar de cuatro o cinco estadios de un foso hondo, al cual lugar se podía entrar por una puente muy angosta, y metían dentro tres o cuatro elephantes domésticos que fuesen hembras. Los silvestres, venida la noche, entravan uno a uno; entonces, los cazadores que estavan escondidos les cerravan el lugar por do havían entrado y metían dentro algunos domésticos valientes, para que peleasen con ellos, y juntamente les negavan el mantenimiento. Tiniéndoles ya cansados, entravan los que tenían menos temor y suvía cada uno en su doméstico, desde ellos en los silvestres, y ansí les echavan sueltas. Luego, exhortavan los domésticos a que hiriesen los silvestres hasta dar con ellos en tierra. Caídos, los atavan con los domésticos, y porque no derribasen a los que subiesen encima, les cortavan el cuello a la redonda, y atavan por la herida, para que constreñidos del dolor obedeciesen y estuviesen sosegados. 3(Trogloditas). Pueblos son, como dize Plinio, confines a la Ethiopía, que está debaxo de Egipto, que inclinan al seno Arábico y mar Bermejo, los cuales (según Mela) no curan de tener nada; rechinan más propiamente que hablan. Viven en cuevas y susténtanse de serpientes. Pero, déstos y de los ethíopes, consúltense los libros geógraphos de nuestro autor y, en ellos, mis comentarios. 4(Con los venablos de las saetas). Hierros eran luengos con dos cuernos, aunque comúnmente veo usurparse esta palabra no sólo por el hierro, mas por el asta también.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1