CAPITULO VII

De sus batallas

Notable fue la pelea de cierto romano con uno dellos. Como constriñese Aníbal a los nuestros a quien él havía captivado a que se matasen entre sí, porque a uno que quedó metió en campo con un elephante y aprometió que si le venciese quedaría con la vida, y ansí, acometiéndole uno por uno, le mató, de que no pesó poco a los carthaginenses. Aníbal, entendido que la fama de aquel hecho havía de ser causa que no fuesen temidos sus elephantes, embió gente de cavallo al camino para que, a la ida, le matasen. En las guerras de Pyrrho pareció cortarse con facilidad su trompa.

Fenestella cuenta haver peleado en Roma, la primera vez de todas, en la edilidad curul1 de Claudio Pulchro, siendo cónsules Marco Antonio y A. Posthumio, en el año de la ciudad de 655, y 20 años después, siendo los Lúculos ediles curules contratores.

También, en el segundo año de Pompeyo, en la consagración del templo de Venus Vencedora, pelearon 20 en el circo o, como otros quieren dezir, 17 contra los gétulos,2 que peleavan con dardos. En lo cual fue de maravillar la fortaleza de uno dellos en la pelea porque, después de cortados los pies, arrastrando con las rodillas, se mezcló con aquella muchedumbre de gente arrebatándoles los escudos y arrojándolos en alto, los cuales, al caer, bolvían dando bueltas a la redonda por el aire, como que se hiziera con maña y no con el furor de aquella bestia, y davan pasatiempo a los que lo miravan. Fue ansimismo cosa notable ver morir uno dellos de una sola herida, de lo cual fue la causa llegar la lanza que le tiraron, entrando por el ojo, hasta los sesos. Tentaron los otros todos de salirse, no sin trabajo, de la gente, puesto caso que estaban cercados con redes de hierro. Y por eso, César, dictador, quiriendo sacar adelante otros semejantes juegos, cercó el coso con fosos llenos de agua, los cuales, andando el tiempo, tomó a quitar el príncipe Nerón por dar más lugar al orden equestre. Pero los [elephantes] pompeyanos, perdida la esperanza de la huida, suplicaron al vulgo, con admirables lástimas, huviese misericordia dellos, lamentándose con una manera de lloro, de lo cual se dolió tanto el pueblo que, olvidados todos de su capitán y de la grandeza que requería su honra, llorando, se levantaron, y echaron crueles maldiciones a Pompeyo, las cuales le comprehendieron brevemente.



Pelearon otra vez en honor de César dictador, en su tercero consulado, 20 contra 500 hombres de a pie, y otros tantos con torres encima, en cada uno de los cuales ivan 60 hombres de pelea contra 500 infantes, y otros tantos a cavallo. Y después, en tiempo de Claudio y Nerón, jubilados, y a los esgrimidores,3 uno a uno.

Dizen ser tan grande la humanidad deste animal para con los más flacos que, andando entre los rebaños de los ganados, los apartan, porque topando con ellos no los pisen, y que no hazen mal a nadie si no son ofendidos y provocados y, por tanto, son vistos siempre andar en manada y compañía, y son los animales que menos andan solos. Cuando se ven cerca de gente de cavallo toman en medio los flacos, cansados o heridos, y como si ovedeciesen a capitán o usasen de razón, mudan desta manera, a vezes, los lugares. Asidos, se amansan fácilmente y hazen domésticos dándoles a bever zumo de cevada.


EL INTERPRETE

1(Edilidad curul). Algunas diferencias huvo en Roma de ediles, porque al principio criaron dos de los menudos, y andando el tiempo otros dos de los nobles, que llamaron curules, por el asiento de marfil que les dieron. Su oficio era: dar orden en los juegos públicos, tener cuenta con las casas sagradas y particulares, de donde se dixeron ediles; mirar por la limpieza de la ciudad y por la integridad de los edificios públicos, señalar lugares en el teatro, y socorrer, si se vendía algún esclavo o jumento enfermo por sano, al que le comprava, deshaziendo la venta. Otros ediles havía del pan, que por esta razón llamavan cereales, según escrive Pompeyo, a quien incumbía mirar no se hiziese maldad en los pesos y medidas. 2(Contra los gétulos). Gentes eran de Getulia, región, como dize Stéphano, de la interior Africa, cercana a los garamantas, los cuales dizen haver sido de los primeros que ocuparon a Africa, que pasavan la vida de la misma forma que hoy sabemos vivir los aláraves.a 3(Jubilados y a los esgrimidores). Ansí traslado in consummatione gladiatorum y dezíanse consummati gladiatorum quasi emeriti et ex auctorate seu stipendio privati, y ansí llama Julio Frontino, en el cuarto libro de Los Stratagemas, milites consummatos los eméritos y absolutosb del juramento militar.

a. Por árabes.

b. Absueltos, relevados.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1