CAPITULO LI

[De ]señales de muerte

Es señal de muerte1 en la locura, la risa,2 y en la enfermedad del juizio,3 andar tentando las orlas y doblando los paños de la cama, no darse nada4 por quien los despierta y el fluxo seminal.5 En los ojos y narizes6 se ven los más ciertos indicios; ansimismo, en estar echado el enfermo siempre de espaldas, en el pulso desigual y formicante7 y en otras muchas cosas que escribe Hippócrates, príncipe de la medicina. Y como sean inumerables las señales de la muerte, de salud y seguridad no hay ninguna;8 porque aún Catón Censorino, escriviendo a su hijo como de oráculo una señal en los sanos, dize que a los que son viejos9 en la mocedad, se les anuncia brevedad de vida. Pues enfermedades hay tantas que Pherécides, sirio, murió de muchedumbre de piojos10 que se le criavan por todas las partes de su cuerpo. Algunos tienen calentura toda la vida,11 como Cayo Mecenas, el cual en sus tres postreros años jamás durmió; Antipater, poeta, tenía cada año el día de su nacimiento12 solamente calentura y, con todo esto, acabó muy viejo la vida.


EL INTERPRETE

1(Es señal de muerte). Es sacado por la mayor parte, lo que Plinio en este capítulo escrive, del primero libro de los Pronósticos de Hippócrates. 2(La risa). Dificultad tiene este lugar pues, ora entendamos por furor la locura que llamamos melancholía o manía, quier otro cualquier desvarío, consta de los más excelentes médicos ser la que viene con risa más segura, a causa de ser el humor melanchólico o colérico, que la haze de sangre o mezclado con sangre que es el humor más benigno y mejor de nuestro cuerpo. Porque como se puede hazer melancholía o atrabilis de chólera adusta y de sangre y de melancholía natural, la más benigna de todas, según afirma Galeno en el libro De Atrabili, es la que se engendra de sangre. Tras ésta, la de melancholía natural y, la peor, la de chólera, por lo cual es necesario que digamos que Plinio habló de la risa que no nace de la naturaleza del humor que causa el afecto, sino del desconcierto de la virtud animal, el cual es causa de una obra tan fuera de propósito y desornada; o que llamó risa una apariencia della con el hiato o abertura, de que es causa la convulsión y espasmo que es en las calenturas mortal. 3(En la enfermedad del juizio). Entiendo la phrenesía, pues della lo dice Hippócrates, y de la locura ya ha hablado o de otras enfermedades, como son calentura aguda, inflamación del pulmón, o dolor de cabeza, cuando llegan a dañar el juizio, por mostrarse gran efecto en el cerebro. 4(No darse nada). Porque se significa lithargia o caro, males muy peligrosos. 5(Fluxo seminal). Añadí aquella palabra para más declaración y es indicio pernicioso por la debilidad de la virtud que significa y grande calor y resolución. Llámale Plinio proefando por ser fluxo vergonzoso, como quien dize que se ha de hablar con perdón o acatamiento, que ésta es la prefación.

6(En los ojos y narizes). Significarse el peligro y muerte en los ojos y narizes, y modo de estar echados los enfermos, dize largamente Hippócrates en el primero libro que allegué de los Prognósticos, y Galeno en sus Comentarios, donde da dello la razón, que en suma no es otra sino significarse por los ojos cóncavos, nariz aguda, estar echados sobre las espaldas, grande fuerza de enfermedad, gran debilidad de virtud y gran resolución y espasmo de los miembros. En lo que toca al estar de espaldas, es cierto en todos los movimientos voluntarios haver trabajo por ser contrarios a los naturales y, ansí, más fuerza se haze a la pesadumbre natural de los miembros cuando está un hombre andando o en pie, que no estando sentado; más sentado que echado y más de lado que de espaldas, y ansí esté puesto arguye gran debilidad, y aun procediendo ésta se caen a los pies y sienten los miembros fatiga de sustentarse a sí mismos puestos desta manera en las muy regaladas camas. 7 (En el pulso desigual y formicante). Por el pulso desigual se significa opresión y debilidad grande de la virtud vital y aun daño de la animal, y por el formicante estar ya muy cercana a acabarse. No tuvo Hippócrates conocimiento del pulso, según parece de Galeno en el libro do trató las diferencias de las calenturas, las cuales conoció con sólo el toque, por el modo del calor. 8(No hay ninguna). Porque mil señales buenas suele perturbar una mala, y a una sola mala, a vezes, no pueden abonar mil buenas. 9(Los viejos). Algunos entienden enfermos; otros, discretos. La causa desto último es la sequedad de la complexión que haze apresurar el juizio y juntamente abrevia la vida por participarse menos húmido radical que es la yesca de la vida. 10(De piojos). Aunque no sea usado de los latinos llamar los piojos serpentes, y hagan los médicos mención de cierta enfermedad llamada morbus dracuncularis, en que se crían gusanos entre cuero y carne por todas las partes del cuerpo, cual por ventura fue de la que murió Herodes, de quien se escrive en el capítulo XII, de Los actos de los apóstoles, que absumptus est vermis, pero como no haya autor que afirme haver muerto este Pherécides y de gusanos (que más propiamente que los piojos se pudieran llamar serpientes) antes de phtiriase o morbo pedicular, según parece de Diógenes Laercio y Quinto Sereno, trasladé piojos, no tiniendo tanta cuenta como tuvo Plinio por huir la palabra más baxa o con encarecer las cosas usurpando nombres más levantados.

11(Toda la vida). Del siervo de Mecenas se dize, no sé si lo creamos menos que no haver dormido por espacio de tres años. 12(El día de su nacimiento). Esto se podría referir a la postura que tenía el cielo al tiempo que nació, la cual, bolviendo cada año en alguna manera, hiziese aquel efecto.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1