CAPITULO XLV

Del Divino Augusto

También en el Divino Augusto,1 que todos nombran entre los dichosos, si bien se mira, hallaremos grandes bueltas de fortuna: el no haver alcanzado de su tío2 el magistrado de cavalleros,3 siéndole, contra su pretensión, preferido Lépido;4 el odio5 que movió contra sí por los que encartó; la compañía, en el triunvirato, de muy malos ciudadanos6 y no igualmente, porque le era muy molesto Antonio; la enfermedad en la guerra philippense; la huida y escondimiento de tres días en la laguna, estando malo y, como dizen Agrippa y Mecenas, el vientre hinchado de hidropesía; los naufragios del mar de Sicilia y, allí, otro escondimiento en una cueva. La huida por la mar, aquexándole el exército de los enemigos; los ruegos hechos a Proculeyo porque le matase; el cuidado de la contienda perusina;7 la congoxa de la guerra actiaca y panónica; la caída de la torre, quiebras de puentes, tantos alborotos de soldados, tantas enfermedades peligrosas del cuerpo; los deseos sospechosos de Marcello,8 la vergonzosa embaxada de Agrippa; su vida tantas vezes buscada con acechanzas; las muertes que le achacavan de sus hijos, y sus lágrimas, no sólo tristes, por la pérdida de ellos; el adulterio de las hijas y sus tratos descubiertos de matar al padre; el afrentoso apartamiento9 de su yerno, Tiberio Nerón; otro adulterio de la nieta. Después [de] tantos males juntos: la falta del dinero con qué pagar los soldados; la rebellion del Illírico; el uso de los siervos, a falta de gente, en la guerra; el carecer de juventud romana; la pestilencia de la ciudad; la hambre y sed de Italia; la determinación de morir y la mayor parte de la muerte recebida ya10 en su cuerpo con no comer cuatro días. Tras esto, la destruición variana,11 y la nota fea12 con que infamaron a tanta magestad. El desheredamiento de Pósthumo Agrippa, después de haverle adoptado, y el deseo de bolverle después de haverle expelido. Las sospechas que tuvo contra Fabio y de que se descubriesen sus secretos; los pensamientos de su muger y de Tiberio, que fueron sus mayores cuidados. En suma, aquel dios no sé si más alcanzando o mereciendo13 el cielo, murió, sucediéndole por heredero el hijo de su enemigo.14


EL INTERPRETE

1(En el Divino Augusto). El que quisiere ver sus infortunios e infelicidades lea a Suetonio Tranquillo y a Solino en sus Collectáneos. 2(De su tío). Entiende a Julio César, hermano de su madre, cuyo heredero fue. 3 (Magistrado de cavalleros). Dezíase magistrado el de aquellos que estavan constituidos en alguna potestad, como de cónsul, pretor y otra semejante. Y, particularmente, llamavan magistrado de équites, que yo interpreto de cavalleros, el de aquellos que tenían suma potestad sobre los équites y accensos y añadíanse siempre el dictador, que tenía la misma sobre el pueblo y, por tanto, se dezía también maestro del pueblo. Equites se dezían los que havían alcanzado la dignidad equestre o descendían de hombres de aquel orden, que era algo inferior al senatorio, y de menor hazienda. Porque los senadores la havían de tener de 20 mil coronas nuestras, poco más a menos, arriba, y los équites de 10 mil. Pero accensosa se dezían, según escrive el mesmo Varrón, los ministros de los magistrados, y llamávanse ansí porque tenían cuidado de convocar los romanos para oír las concionesb o razonamientos que se hazían, cuando se lo mandava el cónsul. Aunque se llaman desta manera personas de otros diversos oficios de que con [más] comodidad por [ventura] algún tiempo hablaremos. 4(Lépido). Este era uno de sus compañeros en el triunvirato, al cual, como dize Tranquillo en el Augusto, capítulo XVII, despojó del exército y desterró perpetuamente, embiándole a los circeyos. 5(El odio). Porque, como dize el mismo autor, aunque el principio resistió algo a sus compañeros en los encartamientos, pero después de comenzados los prosiguió con mayor crueldad que ninguno dellos.

6(De malos ciudadanos). Entiende a Marco Lépido y a Marco Antonio, y dize que, déstos, le fue de grande pesadumbre Antonio. 7(En la guerra perusina). Cinco guerras cuenta Tranquillo en el capítulo nono: la mutinense, philippense, perusina, actiaca y sícula. 8(De Marcello). Por ventura, habla de los del pueblo que fueron sospechosos a Augusto por temor no le alzasen emperador. Porque, como dize Dión en el libro LIII, sintió mucho el pueblo su enfermedad y Augusto no le osó fiar el reino, aunque entonces sería menester leer pro Marcello y no de Marcello y, por tanto, podría parecer a alguno mejor que se entendiese de los deseos de Marcello por reinar, que fueron sospechosos a Augusto. Fue este Marcello el marido primero de su hija Julia, tras el que sucedió Marco Agrippa y, finalmente, Tiberio Nerón, andadoc suyo. 9(Apartamiento). El cual se apartó por el adulterio de su mujer Julia e hija de Augusto, como diximos sobre el capítulo VIII deste mismo libro. 10(Recebida ya). Porque como Plinio dize en el capítulo último del libro onzeno, y se saca de Hippócrates en el libro De Carnibus, el no comer no es mortal hasta siete días y, ansí, no haviendo comido hasta pasados los cuatro, parece haver recebido la mayor parte de la muerte en su cuerpo. A la sazón que esto escrivo una muger principal desta ciudad de Toledo pasó, visitándola yo, casi onze días sin comer ni bever cosa del mundo, a causa de una sufocación de madre que le tenía tan cerrada la boca y garganta que era imposible poder hazer otra cosa y, en fin, se libró y vive hoy. También me han contado de un hombre que quiso ser tan honrado que se dexó estar (faltándole los dineros) sin comer 17 días y, en fin, proveyéndole Dios de mantenimiento, vivió; y de otro que venció la hambre de 40 días. De una moza alemana tuvimos los años pasados relación que vivió sin comer algunos años. Y otra cosa semejante a ésta cuenta santo Antonio de Florencia en sus partes historiales, lo cual naturalmente no hallo que pueda nacer de otra causa que de pequeño calor y abundancia de crudezas, las cuales, convertidas en sangre (pues dizen los médicos ser la flegma sangre mal cozida), suplen las vezes del mantenimiento sino [... ] dezir con [... ] los elementos exteriores con particular y [... ] a la de los demás hombres.

11(Variana). De dos destruiciones se acordó Tranquillo en el capítulo XXIII, déstad y de la lotrana. 12(La nota fea). Con que le infamaron de cynado.e Aun en su primera juventud fue notado de diversas faltas, porque Sexto Pompeyo le tachó de efeminado y Marco Antonio dixo que havía sido adoptado de su tío por razón de estupro. Y aun el pueblo en ciertas fiestas que se celebravan en Roma, con unánime consenso de todos, tomó por él y aprobó en su afrenta un verso que se pronunció en la comedia, de un sacerdote de la diosa Cybelles, el cual tañía un pandero. Dezía el verso: vides neut cynedus digito orbem temperat, que quiere dezir, ¿no veis el cynedo cómo tañe el pandero?, entendiendo por Augusto, ¿no veis el semético cómo manda el mundo ? Porque esta cláusula es equívoca y admite estos dos sentidos. 13(O mereciendo). Esto dize dubdando que los hombres valerosos se hiziesen, después de muertos, dioses en el cielo, lo cual sintió la ciega y supersticiosa Antigüedad. 14(El hijo de su enemigo). Entiende a Tiberio Nerón, hijo de Druso, que siguió las partes de Antonio.

a. Alguaciles, maceros de los magistrados.

b. Arengas o discursos.

c. Por adnado o alnado, hijastro.

d. La de Quintilio Varo.

e. De cinaedus, deshonesto, afeminado.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1