CAPITULO XLIII

De uno dos veces encartado de Lucio Silla y Quinto Metello

Esta misma Fortuna libró a Marco Fidustio, senador, encartado1 de Sylla, 36 años, y encartado deste mismo otra vez la venció de días y llegó hasta Antonio.a Y es cierto no haverle encartado la segunda vez mas de por haverlo hecho la primera.

Quiso [la Fortuna], ansimesmo, que Publio Ventidio2 triumphase de los parthos3 solo, pero ella misma le havía llevado siendo mochacho en el triumpho asculano4 de Cneyo Pompeio Strabón, aunque Masurio afirma haver sido metido dos vezes en triumpho, en Roma. Cicerón dize que fue mulatero que llevava pan a los reales; otros muchos sienten que pasó pobremente la mocedad en la guerra.

Fue ansimesmo cónsul Balbo Cornelio el mayor,5 pero acusado. Y aun se votó sobre si le tocava el derecho de las vergas;6 [fue] el primero de los estrangeros, y aun de los nacidos en el Océano, que gozó de aquella honra de cónsul, la cual nuestros mayores no concedieron [ni] aun a los de Italia.

Notable exemplo es, también, el de Lucio Fulvio, cónsul de los tusculanos7 rebelados, el cual, pasándose a los romanos, alcanzó luego entre ellos la misma dignidad de cónsul, y en el año que fue enemigo del pueblo romano triumpho, en Roma, de aquellos cuyo cónsul havía sido.

Lucio Sylla8 se aproprió renombre de dichoso, adoptado por la muerte de sus ciudadanos y conquista de su propria tierra. Y ¿con qué argumentos de buena fortuna induzido sino por haver podido condemnar y matar tantos millares de ciudadanos o [por] mala declaración y en lo porvenir harto desdichada? Por ventura ¿no fueron más dichosos los que murieron entonces, de quien agora tenemos compasión, que no Sylla al cual todos aborrecen? Y, por dezirlo en una palabra, el fin de su vida ¿no fue más cruel que la miseria de todos los que él encartó, comiéndose a sí mismo su cuerpo y engendrando su proprio castigo?9 Lo cual, ya que haya disimulado y creamos haver sido en su postrero entresueño10 (después del cual cuasi luego murió), vencida en él sólo la invidia de la gloria, pero él mismo no confesó haver faltado a su felicidad la consagración del Capitolio.

Quinto Metello, en el razonamiento que hizo de los postreros loores de su padre Lucio Metello, pontífice, dos vezes cónsul, dictador, maestro de cavalleros, uno de 15 diputados para dividir los campos, el primero que metió en su triumpho muchos elephantes11 en la primera guerra africana, afirmó de él haver conseguido diez cosas, las mayores y más excelentes de cuantas se pueden pensar, las cuales buscando suelen los sabios gastar sus vidas, que son: haver sido valeroso guerrero, excelente orador y capitán fortísimo, haverse acabado con su buena dicha grandes cosas; que vivió con mucha honra, fue de principal sabiduría y tenido por sumo senador,12 que alcanzó muchas riquezas honestamente, tuvo muchos hijos y fue el más ilustre de la ciudad. Que esta buena fortuna haya acontecido a él sólo, y no a otro después que se fundó Roma, largo sería contradezirlo, pues un solo caso bastantemente lo reprueva, porque este Metello bivio ciego a la vejez, abrasándole los ojos, cuando quiso sacar el palladión13 del templo de Vesta por causa memorable pero con desastrado suceso, de donde parece que no puede llamarse desdichado pero ni tampoco dichoso. Concediéndole el pueblo romano lo que jamás se hizo con hombre desde que se fundó Roma que, cuando fuese al Senado, le llevasen en carro a la curia, cosa grande y sublime pero concedida por su ceguedad.

a. Fidustio, proscrito por Sylla, le sobrevivió; Antonio le procesó de nuevo.


EL INTERPRETE

1(Libró, encartado). Algunos leen: servavit proscriptum a Sylla Marcum Fidustium senatorem annis 36, usque ad Antonium, sed iterum proscriptus abeo superster illi vixit. Y la causa dello es no parecerles cosa de tanta admiración haver sido encartado dos vezes de un mismo príncipe y librándose como si fuera de dos diferentes, pero yo traslado como se estava, porque totalmente me parece lo contrario. 2(Ventidio). Su historia puede verse en el capítulo IV, del libro quinze de Aulo Gellio; ítem en Valerio Máximo. 3(De los partos). Parthia, región es de Asyria, de que hablaremos en otra parte. 4(Asculano). Ascula pueblo es de Apulia, memorable por la destruición que hizieron en él los de Pirrho, Curio y Fabricio, cónsules romanos, según cuenta en la Vida de Pirrho, largamente, Plutarcho. 5(El Mayor). Entiende, el cónsul, a diferencia del Menor, que triumphó de los garamantas, de quien Plinio haze mención en el libro y capítulo V.

6(El derecho de las vergas). Este derecho no tocava a los ciudadanos de Roma, y por eso se maravilla Plinio que un hombre a quien tanto havía la fortuna encumbrado que, siendo de Cádiz, le havía hecho cónsul, lo cual no acontecía aun a los de Italia, fuese después acusado y se juntasen a deliberar los juezes si le tocava ser castigado como estrangero, conviene a saber, con las vergas. 7(Tusculanos). Tusculo pueblo era de Italia, que edificó Telégono, nobilísimo por el lustre que le dio Cicerón; dízese hoy Frascati. Estos tusculanos (según refiere Volaterrano), ayuntados a la gente de Federico Aeneobarbo [sic], emperador romano, hizieron grande estrago en los romanos y ansí, ellos, acordándose después de algunos años de la injuria, se movieron contra los tusculanos con tanta ira que no les dexaron piedra sobre piedra. 8(Lucio Sylla). Ve, déste, a Tácito y Plutarcho; Appiano Alexandrino dize que fue colocada la estatua de Sylla a cavallo, hecha de oro, delante los rostros con una letra que dezía: Cornelio Sylla fortunato. 9(Su proprio castigo). Conviene a saber, comiéndose de piojos. Y esta enfermedad llaman los griegos Φθειρίασις, que quiere dezir morbus pedicularis o mal de piojos. 10(En su postrero entresueño). Dize Plutarcho que su hijo se le apareció en sueños y le persuadió que dexase el magistrado y biviese vida particular y desta manera vencería la invidia con la gloria, renunciando el imperio, y ansí lo hizo.

11(Muchos elephantes). Porque elephantes otros los havían metido primero en Roma, como hizo Manio Curio, de la guerra de Tarento, y esto se ve claro de Polybio L. Floro y otros historiadores. Por lo cual leo qui plurimos elephantos. 12(Senador). Ansí dize Ulpiano que se llamavan los que descendían desde los patricios y consulares hasta todos los ilustres, porque éstos solos tenían voto en el Senado y tomaron el nombre de la edad provecta en que los admitían. 13(Palladión). Imagen era de Pallas. 14(Se embiaron). Lo cual no era otra cosa (como dize Budeo en las anotaciones primeras sobre las Pandectas de autoridad de Asconio) sino embialos a sentenciar, después que ya havía dicho el orador: dixi.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1