CAPITULO XXV

Loores de Julio César

Paréceme haver sido engendrado Julio César, dictador, en virtud y fuerza de ánimo cabalísimo, y no alabo yo agora su virtud y constancia, ni el alteza suya capaz de lo que contiene el cielo, pero su natural vigor y ligereza, presta como el fuego. Dízese que, juntamente, solía leer y escribir, oír y dictar, y que dezía en un mismo tiempo a cuatro secretarios razones que escriviesen de cosas importantísimas y, si no entendía en más que esto, a siete.

El mismo peleó en batalla campal 50 vezes, aventajándose él sólo a Marco Marcello que havía peleado 41, porque aliende las victorias que alcanzó de sus romanos, no quiero atribuirle a gloria 1 192 mil hombresa que hizo morir en la guerra y tanto agravio hecho al género humano, lo cual confiese él ser ansí no escriviendo el estrago de las guerras civiles.

Mas justamente se le deve atribuir a gloria al magno Pompeyo haver quitado a los corsarios 846 navíos. Sea, pues, propria y de cosecha de César, aliende de lo que de él havemos contado, la virtud de la clemencia, en la cual venció a todos los demás hasta arrepentirse1 y pesarle. El mismo dio tal exemplo de grandeza de ánimo que ninguno se le puede comparar, porque contar aquí los juegos que sacó, las riquezas que distribuyó y la magnificencia de sus obras, antes sería favorecer las demasías. Aquella fue verdadera y singular alteza de ánimo no vencido: que tomando en Pharsalia los caxonesb del grande Pompeyo y, otra vez, los de Scipión, en Tha[p]so, quemó todas cartas con buena fe, sin leer ni una tan sola dellas.

a. Refiérese a las guerras civiles.

b. Archivos de documentos.


EL INTERPRETE

1(Hasta arrepentirse). Hasta pesalle de los daños que havía hecho a los enemigos.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1