CAPITULO XXIV

Exemplos de memoria

La memoria, bien tan necesario a la vida, quién la haya tenido mayor no es cosa fácil de juzgar entre tantos que han alcanzado su gloria.

El rey Cyro nombrava uno por uno todos los soldados de su exército; Lucio Scipión todos los del pueblo romano; Cyneas, legado del rey Pirrho, los del senado y orden de cavalleros en Roma, otro día después de venido; Mythrídates, rey de 22 diferencias de gentes,a les dio leyes a todos en otras tantas lenguas haziéndoles pláticas sin intérprete. Un Charmidas, en Grecia, refería en las librerías, como si lo fuera leyendo, los volúmines que havía compuesto cada uno. Y, en fin, se hizo [un] arte de [la] memoria, inventada por Simónides Mélico y acabada por Methrodoro Scepsio para que no huviese cosa que, oída una vez, no se dixese de coro.b

Y no tiene el hombre parte tan flaca y que ansí esté subjecta a los daños y miedos de enfermedades, ya en parte, ya en todo. Uno, herido de una piedra, olvidó solas las letras. Otro, cayendo de un tejado alto, perdió la memoria de su madre y deudos. Otro, enfermando, también de sus criados, y Messala Corvino, orador, [se olvidó] de su mismo nombre, y muchas vezes cuasi falta [la memoria] en el cuerpo sosegado y sano. Y [en los] medio dormidos, vacila, de manera que el ánimo, desvanecido, no atina en qué lugar esté.

a. Por naciones o pueblos.

b. De memoria.


EL INTERPRETE

Tracto Plinio en los capítulos pasados de algunos sentidos exteriores. En el presente habla de la memoria que es, entre los interiores, el postrero. Estos, según la doctrina de Aristóteles, son cuatro: el que llaman común, colocado en la parte delantera y primera concavidad de la cabeza, cuya necesidad se prueva de su provecho, que es recebir y conservar las especies sentidas por las potencias exteriores y poner entre ellas diferencia. El segundo, se llama imaginativa, cuyo oficio es componer las especies que recibe del sentido común. El tercero, la estimativa, que está enmedio de la cabeza, cuyo oficio es sacar especies no sentidas de las que antes se habían sentido, cual es el amor, odio, deleite y otras semejantes; éstas recibe en los hombres la parte racional y, desnudadas de toda materia, las haze universales y como, déstos, el común sea menos noble como el que más dista del entendimiento, y la estimación el más alto, como aquel que más se allega a él, y la imaginativa tenga mediana perfección, la memoria es ministra de todos los otros por recebir y conservar cosas agenas, conviene a saber, aquellas species que en la estimativa, sin haverse sentido, aunque sacadas de cosas sentidas se forjaron y, éstas, se hallan no menos en los animales que carecen de razón que en los que participan della.

Hay otra virtud, parienta de la memoria, dicha reminiscencia, pero que solamente se halla en los animales que usan de razón, como aquella cuyo oficio es acordarse de las cosas cuyas especies se perdieron de memoria. Aquélla exercita mejor sus obras con sequedad y ésta se halla mejor con el calor, de donde viene que aunque los niños en quien abunda humedad por ocuparla en una sola cosa tengan grande memoria, pero que la memoria se exercita mejor con sequedad y ansí los viejos se acuerdan con más trabajo y se olvidan más presto, por reinar en ellos frialdad y humidad juntamente. Bien sé que otros autores acrecientan el número destos interiores sentidos y otros le diminuyen, aunque sin diferir en la substancia de la cosa, pero bastará esto en este propósito como compendio de lo que más largamente tenemos tractado en la parte natural que de medicina escrivimos. En lo demás, es esta memoria don de naturaleza, tan preciosa cuanto subiecto a grande número de enfermedades; tiénenla algunos admirable de suyo y otros la ayudan con artificio, en tanta manera, que sabemos haverse hallado quien repitiese millares diversos de nombres por el mismo orden que se les huviesen referido, en haviéndolos oído una sola vez.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1