CAPITULO XV

De la regla de las mugeres

A sola la muger1 entre todos los animales viene sangre cada mes, y de aquí es que a ellas solas se les congelan en el vientre las que llaman molas,2 que son una carne sin figura y sin ánima, donde apenas puede mellar el agudeza del hierro; muévese y detiene la regla, ni más ni menos que el preñado. Unas vezes es mortal y, otras, envegece con quien la tiene y, otras, se expele con cámaras. Una cosa semejante a ésta se haze a los varones en el vientre llamado scirrho,3 como se vido en Opio Capitón, pretor.

En lo demás con dificultad se hallará cosa más monstruosa4 questa sangre de las mugeres; azédase con ella el mosto, las mieses que toca no granan, perecen los enxertos, los renuevos de los huertos se abrasan y el fructo de los árboles, donde las que están con ella se asientan, se cae; el lustre de los espejos en que se miran, se empaña; los filos del hierro se embotan y el resplandor del marfil se escurece. Muérense las colmenas; el cobre y hierro luego se torna de orín y de pestífero olor.5 Los perros, gustándolo, rabian y su mordedura es sin remedio. Hasta la naturaleza del betún6 que en el lago de Judea, llamado Asphaltites, en cierto tiempo del año anda sobre el agua, pegajosa y de tan grande viscosidad que no hay quien la desasga, de donde una vez toca con un hilo ensangrentado en esta ponzoña, se despega luego. Y aún dizen que la hormiga, animal muy pequeño, tiene della sentimiento y en gustando algún grano sobre que haya caído, le suelta, sin bolver más a él. Y este mal tal y tan grande desciende a las mugeres cada 30 días7 y, a lo más largo, de tres en tres meses, y otras veces más a menudo que de mes a mes, como a algunas nunca: pero las tales no conciben8 porque ésta es la materia de que se engendra el hombre, espesándola y recogiendo la simiente del varón como cuajo.9 Y desta manera, andando el tiempo, se anima y haze cuerpo. Luego, cuando viniere esta sangre a las preñadas,10 salen las criaturas o débiles o no de vida o, a lo menos (según afirma Nigidio), sarnosas.11


EL INTERPRETE

1(A sola la muger). Aristóteles en el libro sexto De los animales, capítulo XVIII, dize que también a las hembras de los otros animales de cuatro pies viene la regla, pero a ninguna como a la muger. 2(Las que llaman molas). Aristóteles en el libro cuarto De la generación de los animales, capítulo VII, y en los Problemas, da desto la causa, diziendo hazerse las molas por flaqueza de calor, el cual no puede dar perfección a la criatura. Acontece por la mayor parte a las mugeres, por ser ellas solas subjectas a mal de madre y abundar en menstruos y no podellos cozer. Aetio y Paulo dizen ser una hinchazón dura, que algunas vezes se haze en la boca de la madre y, otras, en toda ella. Galeno, en el catorce del Methodo Medendi dize ser una carne sin forma, y en el catorce, De Usu Partium, no hazerse sin varón. Algunos creyeron que se engendra de calor, el cual recueza la simiente y menstruo y reduze en forma de carne, pero es contra de parecer de Aristóteles, en el lugar poco antes allegado. De donde también se sacó lo que se sigue, conviene a saber, que suele envegecer con su dueño y que, si alguna vez se expele, aun el hierro apenas puede con ella. Enseña Hippócrates su cura en el segundo de Morbis Vulgaribus, y en De Sterilibus sus causas, señales y remedio, donde el lector podrá verlo más despacio. 3(Scirrho). Hinchazón es dura y sin dolor, causada de humores phlegmáticos gruesos o melanchólicos, o de los unos y los otros juntos. 4(Monstruosa). Algunos la cuentan entre las ponzoñas, aunque de alguna parte de él se engendran (según Aristóteles) las criaturas y, de otra, se mantienen en el vientre y, de otra, convertida en leche después de nacidas. 5(De pestífero olor). No leo aera, por evitar inútil repetición. Y del aire no se deve entender, pues del metal lo entiende Plinio (libro veintiocho, capítulo VII), diziendo que el cobre, tocado, recibe grave olor y herrumbe.

6(Del betún). Si tengamos asphalto verdadero o no, ya lo tenemos disputado en nuestras scholias sobre los theriacosa de Nicandro. 7(Cada 30 días). Y ansí se llama menstruo por venir cada mes, aunque algunas venga más a menudo, y a otras de tres en tres meses, y, a otras nunca, como dize también Aristóteles en el libro séptimo, De los animales, capítulo II, de do parece haverlo Plinio tomado. 8(No conciben). Esto es verdad por la mayor parte, pero no siempre, y ansí dize Aristóteles en el libro y capítulo que acabamos de allegar que acontece parir algunas sin que les venga la regla, conviene a saber, aquellas en quien se recoge tanto humor cuanto suele quedar a las que acaba de venir su costumbre, aunque no sea tanto que pueda correr afuera. 9(Como cuajo). Esto es según el philósopho, porque los médicos tienen, según tengo avisado, que ambas simientes concurren activa y pasivamente en la generación de la criatura. 10(A las preñadas). No calló esto Aristóteles en el mismo capítulo.

11(Sarnosas). Ansí traslado saniosas y quiere dezir llenas de granos que derraman materia, como vemos muchas vezes las cabezas de algunos niños. Confírmase esto de parecer de Hippócrates en la 5ª partícula de Los aphorismos, en el aphorismo 61; por estas palabras: ‘’si viniere la regla a la preñada es imposible que esté sana su criatura”. Finalmente, aquesta sangre menstrual es una superfluidad causada en las mugeres de su poco calor, no sin providencia de naturaleza, la cual se expele, de mes a mes, desde los 14 hasta los 50 años, poco más o menos, y sirve en las preñadas ansí para concebir como para mantener sus criaturas. Y en las paridas se convierte en leche, y, por otra parte, es muy venenosa y perjudicial, según galanamente en el presente capítulo ha referido Plinio y trahe Hippócrates en el Libro De las enfermedades de las mugeres.

a. Por triacos, antivenenos.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1