CAPITULO XCIII

De los milagros de las tierras

Cállanse ya los terremotos, a lo menos, todo aquello en que permanecen ruinas de ciudades, para que antes se digan los milagros de las tierras que las maldades de Naturaleza.

Y cierto que no havrán sido más dificultosas de contar las cosas del cielo, como sea tan baria, tan rica y tan fértil la abundancia de los metales que tantos siglos ha se crían, destruyendo tanto por todas las partes del mundo cada día los fuegos, ruinas, naufragios, guerras y engaños, y tanto desperdicie la demasía y tanto número de hombres, tantas pinturas de piedras preciosas, de tantas maneras manchas de piedras, de tantos colores y, entre ellas, la blancura de alguna que lo excluye todo, sacando la luz; la fuerza de fuentes medicinales, incendios perpetuos de fuegos que resplandecen en tantos lugares; aires mortales en otras partes, o embiados de cavernas o mortíferos por razón del lugar, en unas partes, solas las aves, como se ve en Soracte,a lugar cercano a Roma y, en otras, a todos los animales, sacado el hombre y algunas vezes también al hombre, como en el campo sinuesanob y puteolano.c Llaman respiraderos, y otros bocas de Carón, ciertas aberturas de donde exhala aire pestífero. Iten, en los Hyrpinos, [Am]sacto, y, cerca del templo de Mephites, un lugar en el cual los que entran mueren.d Ni más ni menos, en Hyerápolis de Asiae hay otro que a solo el sacerdote de la diosa Cybelles perdona.

En otras partes hay cuebas donde se declaran las cosas por venir, con cuya exhalación sacados de seso dizen lo que ha de suceder, como en el famoso oráculo de Delphos. En lo cual, ¿qué podrá dar alguno por causa, si no es la deidad de naturaleza,1 derramada por todas las cosas, que a cada paso de diversas formas y maneras se manifiesta?

a. Soratte.

b. Al N. del río Volturno, y alrededores de Mondragone.

c. Pozzuoli.

d. Debido a las emanaciones de gases sulfurosos.

e. En Frigia, al N. de Laodicea.


EL INTERPRETE

1(La deidad de naturaleza). Por ventura quiso aquí insinuar el ánima del mundo, que entendió Platón informar todas las cosas más o menos perfectamente, según la capacidad de cada una. A la cual han referido muchos la causa de la adivinación en lugares aptos a recebir della aquesta fuerza y virtud.

Lo demás es claro, excepto algunos que de la interpretación deste mismo autor en diversos lugares y destos comentarios se acabarán de entender.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1