CAPITULO LXIV

De la forma de la Tierra

Es la Tierra de figura redonda,1 y en esto todos concuerdan, pues la llamamos comúnmente orbe o redondez, y aunque confesamos encerrarse entre sus cumbres porque no se puede dexar de conceder ser en partes desigual, y este globo y su forma no perfectamente esphérica, como consta de la altura de los montes y llanura de los campos pero es tal que, [unidos] los cabos de las líneas con un círculo, resultará forma de perfecta redondez, lo cual nos fuerza que creamos la misma razón de natura, puesto caso que no por las mismas causas que diximos hablando del cielo. Porque la concavidad de éste estriba en sí misma, cercando igualmente por todas partes la Tierra. Pero ésta, siendo maciza y llena, se levanta con cierta manera de tumor y se estiende hazia afuera; el cielo inclina al centro, mas la Tierra sale de él, formando su globo inmenso, en forma de orbe, la continua volubilidad del cielo, que se rebuelve alrededor della.


EL INTERPRETE

1(Es la Tierra de figura redonda). Con muchas razones pudiéramos confirmar esta verdad, tomadas principalmente de los eclipses de la Luna y sombras de la Tierra, al tiempo que se hazen. Iten del nacer y ponerse de las estrellas a los orientales y occidentales, y de la diversa elevación de la estrella Polar y, finalmente, de los espacios de los días y de las noches, mas, porque son vulgares y puede el lector hallarlas doquiera, no me deternéa en tocarlas.

a. Por detendré.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1