CAPITULO LI

De géneros y [milagros] de los rayos

Muchos géneros hay (según se escrive) de rayos: los que vienen secos no queman sino disipan; los que húmidos, no abrasan sino ofuscan. El tercero género llaman claro, el cual principalmente es de naturaleza admirable. Porque consume el liquor dentro de las tinajas sin que padezcan detrimento alguno los cobertores o quede algún otro rastro. El oro, metal y plata, se derrite dentro de la bolsa sin que della se queme ni un pelo o se derrita el sello de cera. Marcia, princesa de los romanos, herida en su niñez de un rayo, muriendo lo del cuerpo, quedó ella viva y sin daño alguno. En los prodigios que acontecieron en tiempo de Catilina, Marco Herenio, uno de los regidores del lugar pompe- yano, fue herido de un rayo en día sereno.


EL INTERPRETE

Sig[u]e en esta parte Plinio a Aristóteles, el cual pone tres linages de rayos: los primeros, que disipan y no abrasan, por causa de ser secos y fuego puro, sin humidad alguna u otro cuerpo que allí arda y, ansí, por su extremada subtileza no se apegan ni se estien- den en los cuerpos sobre que caen para poder abrasarlos, pero penetra, divide y disipa. Otros son húmidos y participan de mucha humidad férrea mezclada y encendida y éstos tampoco abrasan, por obstar su humidad a la combustión, mas ofuscan porque la humidad aún no buelta en llama, haze calor negro, como de hollín o humo con que ofuscan los cuerpos. Hay otro género, claro y resplandeciente y de más admirable naturaleza que todos los otros, porque consume el liquor sin tocar los cobertores, pero la causa desto es la mediocridad de su naturaleza, pues ni son tan subtiles que puedan sin daño penetrar los cuerpos sólidos y densos, ni tan gruesos que no se pasen de claro por los cuerpos líquidos y ralos sin consumirlos y gastarlos.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1