CAPITULO XLIX

De otros [prodigiosos] géneros de tempestades

No se haze el tiphón1 corriendo aquilón o el ecnephias en tiempo de nieve, pero si juntamente2 la exhalación rompió la nube y se encendió con fuego que tenía y [no] concebido después, es rayo. Difiere del préster en lo que la llama del fuego; éste se desparce con el fiato y aquél se enovilla con el ímpetu. El vórtex difiere del turbión en que el vórtex torna a bolverse y también en lo que dista el estridor del fragor. La procella dista de ambos en latitud, desbaratándose la nube más propriamente que rompiéndose. Házese ansimismo una obscuridad semejante a bestia con una nube cruel a los que navegan. Házese la que llaman columna cuando un humor espesado, yerto, se sostiene a sí mismo. También atrae la nube3 el agua en una como fístula luenga del mismo género.


EL INTERPRETE

1(No se haze el tiphón). Estas palabras parecen estar quitadas del capítulo precedente al fin de aquellas "y lo sorbe para arriba”, donde ba hablando el tiphón. Afirma la misma proposición Aristóteles, en el principio del [libro] tercero De los metheoros, diziendo [en blanco en el original] que es lo mismo que Plinio parece trasladar. La causa es ser la materia del tiphón y ecnephias, como la de los otros flatos, cálida y seca, y ésta apagarse al principio de su engendramiento del yelo cuando vence, y de la frialdad. Pero Alexandro Afrodíseo sobre este lugar dize que entiende Aristóteles no correr tiphón o ecnephias en tiempos que corre aquilón, ni en tiempos que caen nieves, según lo cual castigan algunos el texto de Plinto, de manera que lo signifique. 2(Y si juntamente). Dize en este lugar cómo se engendra el rayo y en qué difiere del préster y, luego, en qué difiere el vórtex o tiphón del turbión y la procella de ambos, y añade otros tres géneros, de los cuales el primero es una llama semejante a bestia, el segundo una columna y, el último, la fístula, que dize traher el agua. De manera que, de aqueste capítulo y de otros algunos precedentes, está claro que hay, de parecer de Plinio (fuera de la que él llama aura que es un aire delgado que suele salir de los lugares cerrados y mayormente subterráneos), vientos proprios que él tiene no ser otra cosa sino el aire movido con fuerza del movimiento de los cielos y, otros, improprios, que él llama flatos, que no son tan universales o constantes, ni tienen causa tan universal, cuyas especies son las tempestades de que hay tantas diferencias como en este capítulo se acaban de contar. 3(También atrae la nube). Algunos quieren que se refiera esto al tiphón, como lo dize Olimpiodoro sobre este lugar.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1