CAPITULO XLVIII

De [turbiones] repentinos

Tractaremos agora de los flatos repentinos, los cuales, levantados (como havemos dicho) de la tierra de donde se exhalaron y otra vez abatidos a ella, rompida la nube donde estavan encerrados, salen de muchas maneras. Porque los vagosa que se despeñan a manera de arroyo (según que mostramos agradar a algunos) hazen truenos y relámpagos. Mas, si llevados con mayor peso e ímpetu hizieren grande rompimiento en la nube seca, engendran procella,b que los griegos llaman ecnephiac y si, movidos a la redonda, la quebraren sin fuego, quiero dezir sin rayo, haziendo menor agujero, se haze un vórtice llamado tiphónd que quiere dezir ecnephias vibrato, que se va moviendo a unas partes y a otras. Lleva éste consigo algo rompido de la [h]elada nube arrebolviéndolo y trayéndolo a la redonda, y haziendo su caída más grave con el peso, y mudándose de lugar en lugar, con aquel voltear a la redonda, pestilencia grande de los mismos navios torcidos. Refrénase éste con un liviano remedio, y es vinagre derramado sobre él cuando viene, cuya naturaleza es frígidísima. El mismo, resurtiendo de lo que topa, torna a subir consigo al cielo todo lo que arrebata, sorbiéndole para arriba y, si sale con mayor concavidad de la abatida nube, aunque menos ancha que la procela y no sin ruido o fragor, le llaman turbo,e el cual derrueca cuanto topa. El mismo, más ardiente y encendido cuando trae furor, se llama préster,f quemando y desmenuzando cuanto se le para delante.

a. En el sentido de errantes.

b. Borrasca o tempestad.

c. De κνɛφίας, viento tempestuoso.

d. Torbellino de viento tempestuoso.

e. Torbellino de viento.

f. Torbellino de viento inflamado.


EL INTERPRETE

Tracta en este capítulo nuestro autor de algunas diferencias de flatos, por lo cual es de saber que llama flatos los que se engendran de causas inferiores y terrenas (como los vientos proprios según él se engendren de superiores y celestes). Déstos hay flatos repentinos, que son cualquier género de tempestad. Sus especies son los flatos vagos que creería ser las tempestades ordinarias que en la mar más propiamente se dizen tormentas; las procellas que los griegos llaman ecnephias y llamamos [h]oy en la mar propiamente aguaceros; el vórtex o typhón, que los hespañoles llaman remolino y, por ventura, la que en la mar llaman manga; iten el turbo que nombran en Hespaña torvellino y difiere del remolino en lo que el texto declara y, finalmente, el préster que viene furioso y con fuego y quema y despedaza cuanto se le para delante. Otro género de tempestad es ordinaria al mar del Norte, 800 o mil leguas de la costa de Hespaña, que llaman huracán y es donde andan todos los vientos de un cabo y de otro, de que no pudieron hazer mención los antiguos por no haver navegado estos mares.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1