CAPITULO XLVII

De los géneros de vientos

Conocieron los antiguos cuatro [vientos]a solamente que corren de cuatro partes del mundo y, por tanto, no nombra más Homero, con cuenta, como después se juzgó, grosera. La edad que se siguió añadió otros ocho considerándolo más subtil y menudamente. A los que tras éstos vinieron a la cuenta media entre estas dos, añadidos a la breve cuatro [de los vientos] de la de mayor número. Hay pues, un par en cada una de [las] cuatro partes del Cielo [véase fig. 6]. Porque corre, del oriente equinoccial [E], el subsolano, del oriente brumal [ESE], el vulturno: al primero de los cuales llaman los griegos apeliote y, al postrero, euro. De la parte de mediodía [S], el austro, o del ocaso brumal [OSO], el áfrico, que llama noto y liba.b Del ocaso equinoccial [O], el favonio, y del ocaso solsticial [ONO] coro, que llaman zéphiro y argeste. De la parte de septentrión [N] y entre él y el oriente solsticial, el aquilón [NNE], llamados aparcias y bóreas. La cuenta más menuda havía puesto, entre éstos, otros cuatro; el trascias en medio del septentrión y el occidente solsticial y a cecias [ENE] en medio de aquilón y el oriente equinoccial [E], Después del oriente solsticial, phenicia [SSE] en medioc del oriente brumal y mediodía; iten entre liba y noto enmedio compuesto de ambos entre mediodía y el occidente hiberno, el libanoto [SSO], y no hay en esto término porque otros añadieron entre bóreas y cecias otro que llamaron mese [NE] y entre el euro y noto hay también algunos vientos proprios1 a algunas


FIG. 6. Rosa de los vientos latina (círculo exterior) y griega (círculo interior).


provincias que no pasan de cierto límite como es scyrond a los athenienses, que declina algún tanto del argeste, no conocido del resto de Grecia. En otras partes del mismo, más levantado a septentrión, se llama olimpias. La costumbre entiende por todos estos nombres el argeste, y algunos llaman el cecia hellespontio, y a los mismos, en otras partes, de otra manera. Iten en la provincia Narbonense el más famoso viento es el cierzo,e el cual no es de menor violencia que alguno de los demás, antes lleva derechos por el mar Ligústicof muchas vezes, los navíos, a Hostia. El mismo en las otras partidas, no sólo no se conoce, pero ni toca en Viena, ciudad de la misma provincia, refrenado poco antes (puesto que sea muy impetuoso) con anteponérsele un pequeño collado. Faviano también niega penetrar los austros a Egipto, en lo cual se da a entender que hay ley de naturaleza con que se señala tiempo y fin a los vientos, porque abre2 el verano el mar a los que navegan, en cuyo principio el favonio ablanda el cielo que está entonces perturbado de las tempestades que precedieron del himbierno, morando el sol en la parte 25 de Acuario. Este día es el séptimo de hebrero.g Y esta cuenta conformará con todos los demás que de aquí adelante pornéh si sólo en los años del bisiesto anticipamos un día, y guardaremos el orden en los demás años. El favonio,3 dizen algunos que corre a 22 de hebrero. Llámanle chelidonia porque se ven entonces los golondrinos. Otros dizen4 que el ornithiai corre 71 días después de la bruma y después de la venida destas aves, soplando por nueve días. Contrario es al favonio, el que llamamos subsolano.5 Y dásele a éste el nacimiento de las Vergiliasj en otras tantas partes del Toro, a nueve días de mayo, en el cual tiempo corre ábrego,k que es contrario al viento septentrional. Nace la estrella de la canícula en el tiempo más cálido del estío, entrando el Sol en la primera parte de León, que es a 19 días de julio. Preceden los aquilones que llaman prodromos a su nacimiento por casi ocho días, después de [los] cual[es] dos días soplan los mismos aquilones, con más perseverancia, 40 días. Los cuales aquilones llaman etesias6 [NNE], Créese ablandarse con ellas el calor del Sol, doblado con el ardor desta estrella, y no hay vientos más ciertos y constantes. Después déstos son otra vez los austros ordinarios hasta el nacimiento del Arcturo, el cual nace 11 días antes del equinoccio del otoño. Con éste comienza el coro; sopla por el otoño. Es contrario a éste vul[t]urnol 44 días casi después de este equinoccio. Da principio al himbierno el ocaso de las Vergilias, el cual tiempo suele caer a 11 días de noviembre, conviene a saber, del aquilón himbierno, muy desemejante a aquel estival, en contra del cual está el áfrico. Siete días antes de la bruma y siete después se allana el mar para la cría de los alciones, de do tomaron estos días el nombre. El demás tiempo guarda la naturaleza del himbierno y aun no es parte para estorvar la navegación la crueldad de las tempestades. Los piratas fueron al principio los que forzaron los hombres a ofrecerse a la muerte, con peligro de incurrir en ella, y experimentar los furiosos mares, por el himbierno. Agora fuerza a hazer lo mismo el avaricia. Los más fríos vientos de todos7 son aquellos que diximos correr de septentrión y coro, su vezino. Estos refrenan a los demás8 y ahuyentan las nubes; son húmidos, áfricos y, principalmente, el austro de Italia. Cuentan que en Ponto trae cecias a sí las nubes; son secos coro y vulturno, si no es cuando acaban. Trahen nieves aquilón y septentrión, y granizos septentrión y coro. Es caluroso el austro; templados, vulturno y favonio y más secos que el subsolano, y universalmente todos los que soplan de septentrión y occidente más secos que no los que de mediodía y oriente. Es el más saludable de todos, aquilón; dañoso el austro, y más si es seco;9 por ventura es la causa que cuando es húmido es más frío. Créese haver menos hambre10 los animales cuando él anda. Echanse los etesias11 por la mayor parte de noche12 y levántanse después de las tres horas del día en Hespaña y Asia; es su correr, de oriente, en Ponto de aquilón y, en las otras partes, de mediodía. Soplan también de la bruma cuando se llaman ornithias, pero más blandos y pocos días, mudando éstos13 la naturaleza con el sitio, porque es el austro sereno en Africa y el aquilón nubiloso. Soplan todos los vientos por su turno las más vezes o de manera que, cuando uno comienza, cese su contrario. Cuando siguen su turno discurren por el orden del movimiento proprio del Sol.14 Lo que dellos ha de acaecer cada mes,15 se pronostica principalmente del cuarto día de la Luna. Camínase con unos mismos vientos a partes contrarias, navegando a orza,16 tanto que muchas vezes se topan de noche velas de las [que] las unas van hazia donde las otras vienen. Levántanse mayores olas corriendo austro que no con aquilón, porque el austro, siendo inferior, sopla de lo baxo del mar y el aquilón de lo alto17 y, por tanto, después de los austros son principalmente dañosos los terremotos. Es más furioso el austro de noche y el aquilón de día y los que soplan de oriente más durables que los que del occidente. Dexan de correr los septentriones por la mayor parte en días desiguales o nones y este mismo orden siguen también otras muchas partes de Naturaleza. De aquí es que son tenidos por machos18 por el número desigual de los días en que corren. Augmenta el Sol y comprime los vientos, augméntalos cuando nace y se pone, y refrénalos a mediodía en tiempo de estío, de manera que se echa muchas vezes a mediodía o a medianoche, porque se deshacen y resuelven, o con el mucho frío o con el demasiado calor. Aplácanse también con las aguas y espéranse principalmente de las partes que las nubes, derramadas, descubrieren el cielo. Eudoxo creyó19 (si queremos considerar los mínimos ámbitos) que buelven, después de cumplidos cuatro años, semejantes mudanzas, por la mayor parte, no sólo de los vientos, mas también de las otras tempestades, y es principio desta rueda siempre el año del visiesto el tiempo en que nace la canícula; y esto quede dicho de los vientos generales.

a. Bóreas (N), euros (E), notos (S) y céfiro (O).

b. Por libs.

c. Solsticio de invierno.

d. Procedente de las rocas scironianas en el istmo de Corinto.

e. Del latín circius, viento septentrional

f. Por mar Ligúsico.

g. Por febrero.

h. Por pondré.

i. Viento septentrional del mes de marzo.

j. Las Pléyades.

k. Viento suroeste originado en Africa.

l. Bochorno.


EL INTERPRETE

Enséñanos en este capítulo Plinio de dónde corren los vientos y cuántos son en número. Después tractara de algunos particulares; lo tercero, de los tiempos en que reinan y, últimamente, de sus cualidades. Viniendo, pues, a lo primero, hase de advertir que al principio desta consideración comenzó la Antigüedad a reconocer cuatro vientos solos que, por soplar de cuatro quicios del mundo, se llaman cardinales, de que se acordó Homero en su Ilíada en los versos que comienzan [en blanco en el texto]. Y Ovidio do dixo: euros ad aurorara etc. Llámanse éstos en el reino de Toledo (porque en diversas partes son diferentísimos sus nombres): el oriental, solano; el que del poniente, gállego; cierzo, el que de septentrión, y ábrego el de mediodía. En Italia nombran ocho; el de la parte de oriente, llaman levante; el de la de occidente, poniente; el de septentrión, tramontana, y el de mediodía, mezogiorno. Entre levante y tramontana, greco; levante y mezogiorno, siroco; entre mezogiorno y poniente, leveche y, entre tramontana y poniente [en blanco en el texto]; añadiéronse después (como dize Plinio) ocho más. A los que se siguieron agradó tomar un medio, y contaron, por todos, ocho; dos de cada parte del cielo. Los que añadieron ocho a los cuatro primeros colocavan entre éstos otros cuatro y ansí contavan por todos 12, que era uno más que los de Aristóteles, el cual no da contrario a su mese. Y no faltaron gentes que añadieron otros dos, de la manera que se ve en esta figura. En la cual se ponen los ocho en la rueda interior y los cuatro que contaron los más curiosos y los dos que después se añadieron, en la cue está más afuera. Y aun otros dieron sus correspondientes a los dos desacompañados multiplicándolos en 16 y no se para aquí porque Vitruvio interpone a los 12 otros tantos y les da nombres, al cual sigue Georgio Agrícola, varón docto de nuestra edad, en sus libros De R[e] Metalica y los modernos alemanes otros 24 contando por todos 48. Los que tractan de la navegación añaden a los 16 que primero diximos, otros tantos, constituyendo 32. Y a la verdad los vientos son infinitos, como los grados de las medicinas, los colores y otras muchas cosas, que por razón de la doctrina reduzimos a cierto número y sus nombres también pues se toman de los lugares por donde pasan, que son en cada parte diferentes aunque se usurpen de los latinos, doquiera que sea, los nombres antiguos. Esto no han hecho los que [h]oy navegan el mar Océano dando nombre a los cuatro cardinales del este, oeste, norte, sur, y deduziendo dellos, con nombres compuestos, todos los otros, y ansí de muchas naciones que los han nombrado con palabras de su tierra. Esto se podrá ver, aliende de nuestro autor, en el segundo libro De los metheoros de Aristóteles, pero principalmente en el segundo libro de la Architectura de Vitruvio, de donde lo ha- vemos recogido y sacado, aunque haziendo más inteligible y llana la doctrina de los antiguos.

1(Vientos proprios). Ya tracta de vientos provinciales y que por todas partes no soplan porque no toman su ímpetu (como dize Séneca) del lado del mundo y ansí no bastan sus fuerzas a continuar su curso, antes, como nacen de liviana y poca materia, faltándoles ésta, se caen. De aquí es que atabulo sopla en la Pulía,m lapis en Calabria, scyron en Athenas, chageno en Pamphilia, y cierzo en la Gallia, con grande salubridad. Puede ser también que sean éstos amos de los cardinales por la cualidad del lugar, caliente, fría o de otra suerte, o por la postura y sitio de él. Cita Aristóteles en exemplo el aquilón, el cual acerca de Corintho corre tortuosamente por la reverberación que hazen allí los montes. 2(Abre pues). Ya habla de los tiempos en que corre cada viento comenzando del verano porque, como los vientos sigan el movimiento del Sol y el Sol proceda en diversos tiempos a diferentes lugares, síguese que en tiempos varios se varíen necesariamente los vientos (según que tenemos dicho). Abre pues el verano las puertas al mar, que antes por las tempestades del himbierno estava cerrado, engendrando vientos templados, porque en el verano ni haze tanto frío que no se levanten exhalaciones, ni tanto calor que se resuelvan y deshagan primero que dellas se engendren vientos, como también en el otoño. Por el contrario, acontece en el himbierno a causa del mucho frío, y en el estío por el grande calor. 3(El favonio). Comienzan a soplar en el verano los vientos occidentales porque en este tiempo, por la mayor parte, comienza la tierra a echar de sí y dar materia de que se engendren vientos, es pues el principio del curso del favonio y otros occidentales a los siete días de hebrero, estando el Sol en el vigésimo quinto grado de Acuario y en el año bisestil, anticipan un grado, y ansí los poetas comienzan la discipciónn del verano del curso destos vientos. 4(Otros dizen). Lo[s] orientales, llamados ansí porque acuden en este tiempo las aves, comienzan a correr 71 días después de la bruma, y no son sino etesias más blandos y mansos. No soplan éstos continuamente porque lo que está entonces en la superficie de la tierra, y lo que por este tiempo se suele levantar, es flaco, y las cosas heladas han menester más calor, por lo cual soplan discontinuos hasta que tornen otra vez por el solsticio del estío; porque desde entonces suele este viento soplar constantemente y sin cesar. Y son estos ornithias, meridionales. 5(El que llaman subsolano). Comienza a correr el subsolano cuando nacen las Pléyadas, y nacen con dos grados del Toro, lo cual acontecía en tiempo de Plinio a 9 de mayo. 6(Etesias). Llámanse estos etesias aniversarios, porque soplan en tiempo determinado del año. Y corren de la parte del norte, después del sosticio estivo hasta el nacimiento de la canícula; porque entonces, en las regiones frías septentrionales, se derriten las nieves, que dan materia copiosa a los vientos y los hazen durables, y corren solamente de día porque en este tiempo levanta el Sol humos, y de noche falta la materia de los vientos, y cuando previenen al solsticio que llaman pródromos, que quiere dezir tanto como precursores. Séneca escrive que los marineros los llaman comniculosos0 y delicados a causa de no levantarse de mañana, porque entonces, dize, se levantan cuando no hay aurap pertinaz. Lean los estudiosos destos vientos el libro segundo De los meteoros de Aristóteles, de los alcionios, el capítulo XXXVII del libro dézimo de Plinio, y Agellio en el capítulo X del libro tercero. 7(Los más fríos vientos de todos). Ya que el viento septentrional sea frío por benir de región que tiene al Sol tan distante, y el meridional cálido por la razón contraria, no tengo por suficiente la de los que dizen ser el oriental cálido y seco por benir de donde está el Sol y el occidental frío y húmido por correr de la parte de do él está absente, pues aunque esto fuese verdad, estando el Sol entre nuestro oriente y la medianoche, acaecería lo contrario estando entre la medianoche y occidente, quiero dezir que el occidental bendría de donde está el Sol y, el oriental, de do falta. Sea por lo que fuere, a lo menos consta de los autores ser los orientales calientes y secos, y de la contraria templanza los occidentales; el septentrión frío y seco, y cálido y húmido el meridional. 8(Refrenan a los demás). Son los vientos septentrionales fríos, ansí porque el Sol no llega a aquella región como por otras causas que désta se coligen y siguen. 9(Y más si es seco). Entiende por seco el no pluvioso y éste es más dañoso porque (como dize Plinio adelante) por ventura el húmido es más frío, quiere dezir que con el húmido llueve, y lloviendo se templa el calor y añade frialdad, la cual es causa que la humidad no sea tan dañosa. Otros leen transmutadas las palabras y añadido un quia: saluberrimas autem omnium. Aquilo quia siccus et frigidior noxius inster fotasis quae magis humidus, y esta letra está más conforme con la ordinaria philosophía. 10(Haver menos hambre). Porque se resuelve el calor natural como con el frío se fortifica y, aun dirigiendo peor el manjar, hay menos apetito de otro. O porque la hambre se haze de frialdad y sequedad, a las cuales cualidades el calor y humidad deste viento son contrarias. 11(Echanse los etesias a la noche). Dize Aristóteles que suelen andar los etesias después del solsticio y nacimiento de la canícula y no cuando el Sol está muy llegado y apartado de nosotros, y esto de día, cesando de noche. La causa es que, cuando el Sol está cerca, deseca la tierra y haze inávil para que a ella se levante alguna exhalación, pero cuando se aparta algo, el calor moderado desyela las aguas y levanta exhalaciones aptas a convertirse en vientos.

12(Y de noche dexan de soplar). Porque entonces todo lo congelado cesa de derretirse por razón del frío de la noche. 13 (Mudados dellos). Esto es por mudarse también el paso pues [es] cierto a los que están en Europa venir el austro de sobre la mar y a los que en Africa, no. Dize Aristóteles que en Byzancio es el bóreas claro y saludable y, en Thesalia, turvio y llovioso. 14(Del movimiento proprio del Sol). Traslado ansí por la autoridad de Aristóteles en el capítulo VI del libro segundo De los metheoros, de quien tomó Plinio este lugar, puesto caso que en el capítulo VIII y en el LIV deste mismo libro segundo llame Plinio, al oriente, siniestro y, al occidente, dextro, lo cual haze que creamos estar este texto errado. 15(De su razón mensiva). Signifícanos esto que los vientos que se levantan cuatro días después de la Luna nueva, por la mayor parte, corren todo el mes, por juzgar el cuarto día de todo el mes. De la misma manera lo dize Virgilio en los versos que comienzan: sin ortu in quarto. Los astrólogos deste tiempo tienen al quinto por judicativo de todo el mes y de a[hí] vino el refrán vulgar que dize: "La Luna, como quinta, ansí pinta,” lo cual no sé cómo podría conformarse con lo que Plinio al presente afirma si no entendiésemos el cuarto, excluyendo al primero día, que es de la conjunción.

16(A orza).q Traslado ansí por latis pedibus, porque pedis son las puntas de la vela que se atan a la nave, de los cuales, estirado el uno y afloxado el otro, son causa de que se reciba el viento, aunque sea contrario, de manera que se pueda navegar con él.17(Con aquilón de lo alto). No sopla el aquilón más alto que el austro, pero Plinio habla conforme a la opinión de los poetas y de otros que tractaron de materia meteorológica, según lo refiere Aristóteles, libro segundo [De los] metheoros, capítulo I, los cuales pensaron estar la parte de septentrión alta y la de mediodía baxa y ansí Virgilio: mundus ul ad Scythiam suprema quae arduas arces consurgit, premitur Libye deverus in austas. 18(Por machos). Macrobio en el capítulo VI del libro primero sobre El sueño de Scipión, y en el capítulo II dize, de opinión de muchos antiguos, que el número impar es macho y, el par, hembra, significando la perfección del impar y la imperfección del par. 19(Eudoxo creyó.) La razón desto es acabarse en este espacio de tiempo el curso del Sol, que diximos arriba ser causa de los vientos.

m. Apulia.

n. Distinción.

o. Latinismo, de commeo, tomar, pasar y repasar.

p. Viento suave.

q. Inclinar la proa a la parte donde viene el viento.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1