CAPITULO XXVI

Qué halló Hipparcho de las estrellas, exemplos históricos de hachas, [lumbres], vigas, bólidos y aberturas del cielo

El mismo Hipparcho, nunca asaz loado, como aquel que dio mayor demostración1 que otro alguno del parentesco que tienen los hombres con las estrellas y de ser nuestras almas parte del cielo, halló una nueva estrella, y otra engendrada en su tiempo, y fue su movimiento el día primero que resplandeció, causa que dubdase si esto acaecía muchas vezes y se movían las que tenemos comúnmente por fixas. Y este mismo acometió una cosa casi imposible y de inmenso trabajo que fue reduzirlas a ciertas figuras y darles nombre, inventando instrumentos para que pudiesen señalarse los lugares y tamaños de cada una dellas. Y para que se pudiese juzgar no sólo si se acabavan y nacían, pero si algunas pasavan del todo de un lugar a otro y se movían y si se desminuían y crecían, dexando a todos por herederos del cielo si alguno por ventura se hallase que quisiese aceptar la herencia.2

Resplandecen ansimismo las fasces o hachas, vistas solamente cuando caen y se baxan hazia la Tierra, cual fue una que pasó por delante de los ojos de todo el pueblo a mediodía, al tiempo que César Germánico festejó la ciudad con esgremidores. Hay dos géneros dellas: las lampades, que propriamente llaman hachas, y los bólides.3 Difieren en que las hachas dexan rastro largo, ardiendo solamente la parte delantera, y los bólides, ardiendo todos, le dexan más largo. Resplandecen también las trabes o vigas que llaman docos,4 cuales se vieron cuando los lacedemonios, vencidos en batalla naval,a perdieron el imperio de Grecia.

Házese también un hiato o aparencia de abertura en el cielo, que llaman chasma5 los griegos.

a. Cnido, 94 a. C.


EL INTERPRETE

1(Como el que dio mayor demostración). Dio esta demostración con su grande ingenio, porque una de las cosas que más persuaden la immortalidad del alma y no ser de naturaleza vulgar sino celeste y más levantada y criada por modo admirable de Dios, es la razón e ingenio de los hombres, si no alude Plinio a la opinión de los que quieren ser las ánimas criadas ab aeterno, o ser comunicadas a los cuerpos del ánima del mundo, que dize Platón informar (aunque no con igual perfección) los cielos y todo lo que debaxo dellos se contiene; fue este Hipparcho (porque huvo otros del mismo nombre) aquel insigne astrólogo en tiempo de los cónsules, de quien Columella dixo haver afirmado que vendría tiempo en que los quicios del mundo se moviesen de su lugar. Este mismo escrivió de las estrellas fixas y fue el primero que halló instrumentos matemáticos con que se pudiese (como dize Plinio) juzgar de las estrellas. Y es de advertir que a algunos destos cometas llaman los latinos ascendentes, no porque cuando se enciendan suban, sino por que se hazen en la parte alta del aire, pues es ansí que siendo la exhalación muy cálida y seca, aun penetra su media región y a vezes pasa a la primera y se enciende allí. Otras llaman descendentes por hazerse en lo baxo, lo cual acontece por ser viscosa la exhalación y de poca calor. He dicho aquesto porque las hachas de que habla nuestro autor son de las ascendentes. Tienen éstas en la parte superior, que es más tenue, algún poco de llama, quedando escuras las inferiores, como más crasas y menos aptas para encenderse, y como esta parte delgada se inflame vapora arriba, quedando la crasa residente en lo baxo. 2(Aceptar la herencia). Leo: cretionem y no rationem del Códice Toledano, que quiere dezir la aceptación de la herencia, como parece de Ulpiano en el título XXII. 3(Bólides). Arden los bólides todos de manera que parecen descrivir un sulco en el aire, porque constan de materia rara y no bien coadunada,b luenga y angosta, la cual, encendida por una parte, se inflama fácilmente toda. Es, ni más ni menos, de las impresiones ascendentes, como también las 4(trabes o vigas) que llaman [δoκóς] los griegos; porque cuando la materia desigual, quiero dezir, en algunas partes crasa y densa y en otras tenue, rara y liviana, aunque inflamable, se echa arriba, acontece que la parte delantera encendida, siendo rebatida, rara, abaxo, con el contacto y vezindad del aire frío en la obscuridad de la noche, represente una viga. 5(Chasma). Muéstranse estas bocas o aberturas cuando (como que se rompiese el cielo) parece caer fuego abaxo; lo cual acontece haviendo en el aire muchos humos secos que están dispuestos a encenderse con cualquiera liviana ocasión y a consumirse por su raridad y tenuidad muy presto y recibir diversas formas y colores según la diversidad del lugar y de la materia: porque si cayere el incendio en nube espesa parecerá una hondura semejante a cueva cavada a la redonda, haziendo el encuentro de la tal nube que rodea aquella claridad por debaxo, de forma negra, parecer que está en el fuego una manera de profundidad semejante a abertura y, si la nube fuere negra, parecerá la llama con su profundidad más bermeja, mostrando lo negro mezclado con lo blanco, como es la llama en el humor grueso color bermejo o cercano a éste, lo cual se dexa entender en las estrellas que se ven por humo o aire caliginoso. Mas si se ve la llama por humo no grueso o por aire claro, blanqueará, de donde se llama de los griegos [φώτισμα] que quiere dezir claridad y lumbre.

b. Por mezclada, unida.

TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1