Ser redondo, a modo de una bola perfecta, muéstralo primero el nombre, pues la llaman orbe o redondez comúnmente todos, y también, los indicios de las cosas; no sólo porque con tal figura en todas sus partes se acuesta hazia el centro y es de sí mismo s[o]stenido, y ansimismo incluye y contiene sin necesidad de junturas y sin tener principio o fin, [sus] partes, lo cual todo se halla en el cielo o, por serlo, desta figura aparejado para moverse según que es necesario y andar continuamente a la redonda, como luego diremos, mas porque se ve ser ansí al ojo, pues por doquiera que le miremos se nos muestra cóncavo y sola la mitad de él, lo cual en todas las otras figuras sería imposible que aconteciese.
EL INTERPRETE
Prueva Plinio por razón y experiencia y por la palabra con que comúnmente se nombra, que el cielo sea redondo, porque han sentido algunos que fuese llano, y otros de figura oval. Las razones de los philósophos (aliende de las que se refieren en el texto) son: ser el cielo el cuerpo más perfecto del mundo y ansí pertenecerle la más excelente figura, cual es la redonda; [ser] su movimiento circular, el cual se colige de muchas cosas, [y] también distar igualmente de su centro, que es la Tierra, por todas partes. Y que de otra manera fuera necesario caminar algunas porciones del cielo por vazío, o penetrar los unos cuerpos a los otros, y parecer las estrellas en cualquier región del cielo de igual tamaño. Si se ve el cielo, o si por ventura no se alcanza a ver, disputan algunos philósophos, acerca de los cuales podrán los curiosos leerlo.
TOMO IV. HISTORIA NATURAL DE CAYO PLINIO SEGUNDO 1