CAPITULO XXIX


Del TLILCÓATL


Encontré en Tepoztlan una serpiente de diez codos de longitud poco más o menos y del grueso de un hombre, toda negra pero tirando al azul (salvo el vientre que es blanquecino), y ceñida de rayas blancas, azules, amarillas y leonadas. No tiene cascabeles, y sin embargo su mordedura es mortal. Camina en línea recta y enroscándose, y cuando quiere morder se levanta sobre su cola. No tiene colmillos. Se alimenta de peces que arrebata de los ríos; persigue a los gavilanes, a los que aprieta con tal fuerza, que a la vez que los mata los despedaza y deshace. No hay tampoco serpiente que persiga a los hombres con tanta velocidad como ésta. Hay otra del mismo nombre, negra también pero con manchas amarillas, de la que se habla en otro lugar.

TOMO III. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 2