CAPITULO V


Del TLACUATZIN


Es el Tlacuatzin un animal de figura y tamaño de perro chico, de• dos palmos de largo, hocico delgado, alargado y sin pelo, cabeza pequeña y orejas sumamente delgadas y blandas, casi transparentes; de pelo largo y blanco, pero pardo o negro en las puntas, cola cilíndrica de dos palmos de largo y muy parecida a la de las culebras, de color pardo pero con la punta blanca, que retiene tenaz y fuertemente todo lo que coge, y cuerpo y patas de tejón. Pare cuatro o cinco cachorros que ya formados y dados a luz guarda encerrados, mientras son todavía pequeños, en una cavidad del vientre dispuesta para este fin por la naturaleza mediante una dilatación o desolladura de la piel exterior, hecha con tal precisión y regularidad, que parece como adherida al vientre por un admirable artificio de la naturaleza que no se encuentra nunca en ningún otro de los animales que ha producido. Los ojos son negros, pequeños, vivos y abiertos. Trepa a los árboles con increíble agilidad; se esconde largo tiempo en cuevas; se alimenta de gallinas que, a la manera de las zorras y comadrejas monteses, degüella para sorber su sangre. Por lo demás es animal inocuo y sin malicia, aunque por cierta congénita astucia se finge muerto a veces, cuando no puede escapar de otro modo de manos de los hombres, o bien para engañar a sus aprehensores y morderlos. La cola de este animal es un medicamento excelente, pues molida en dosis de una dracma y tomada algunas veces con agua sin haber ingerido antes ningún alimento, limpia admirablemente el conducto de la orina, provocándola y arrastrando con ella las piedrecillas y todo lo que obstruye su conducto; excita la actividad genésica, produce leche, cura las fracturas y los cólicos, acelera el parto, atrae las reglas, ablanda el vientre, y machacada y aplicada extrae las espinas que se han clavado en la carne; y quizá no hay medicamento más eficaz para producir todos estos efectos. Vive en lugares cálidos, y se alimenta de carne, frutas, pan, verduras, granos y toda clase de comida, como lo comprobamos por experiencia alimentándolo en casa con mucho regalo.



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TLACUATZIN

TOMO III. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 2