CAPITULO LXXIX


De la TETLATÍA o árbol urente


Es árbol grande con hojas como de cidro, leonadas o verdes y descoloridas, vellosas, carnosas, nada caducas, con muchas nervaduras amarillas o color de fuego, y fruto verde de la forma y tamaño del madroño. Su leche es de naturaleza cáustica, de suerte que a los jumentos que se restregan y rascan en este árbol o que se acuestan debajo de él, se les caen los pelos; también otros animales o los hombres que duermen a su sombra sufren la caída del cabello. Es a tal grado cáustica la leche, que ulcera los miembros que toca, siendo de admirar que la corteza del árbol es fría y seca o por lo menos sin ningún calor, y que su cocimiento no sólo se toma sin daño, sino que quita los dolores de las articulaciones, cura la sarna untado o bebido y (según afirman algunos médicos indios) contiene las diarreas. La referida leche, empleada con prudencia, seca y cura la lepra, la alopecia, el salpullido y demás infecciones de la piel, así como las úlceras incurables. Nace en lugares fríos y montuosos de Tepoztlan, pero no rehúsa lugares más cálidos, pues nace también entre los haitianos, quienes suelen llamarlo guao. Algunos afirman que la corteza hecha polvo y tomada en dosis de dos dracmas laxa el vientre, lo cual no es fácil explicar cómo se verifique, puesto que detiene las diarreas, si no es por cierta compresión, o bien porque sólo estriñe cuando se toma enteramente seca. La madera es sumamente fuerte y muy a propósito para obras de jardinería.

TOMO III. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 2