CAPITULO LXXX


De los géneros de MIEL de Indias


He podido observar en esta Nueva España muchos géneros de miel, distintos no sólo por el lugar, como son los del Viejo Mundo, sino por la materia misma y los diversos géneros de abejas. El primero es semejante en todo a la miel española, idéntico y fabricado espontáneamente por abejas congéneres de las españolas en huecos de árboles que los indios cortan y acopian en sus apiarios. El segundo es el que suele prepararse de las cañas, y de donde también se fabrica azúcar de la manera dicha al hablar de la elaboración de azúcar de todos géneros en nuestro libro dedicado a las plantas haitianas. El tercero se hace del metl, y el modo de su elaboración se ha dado en el capítulo correspondiente a dicha planta. El cuarto se fabrica en regiones templadas o cálidas por un género de abejas sin aguijón, parecidas a hormigas con alas y menores que las de nuestra tierra; suspenden éstas de los árboles y principalmente de los encinos unos panales o globos llamados micatzontecomimiáoatl, parecidos a los de azúcar, que alcanzan a veces el tamaño de un hombre y están formados de muchas telas llenas de celdillas menores y más compactas que en los nuestros, de color pardo, con abundante y excelente miel, y con numerosas crías o larvas de blancura de perla, que asadas y con sal saben a almendras dulces, y que los indígenas comen ávidamente siempre que encuentran tales enjambres, y no castrando las colmenas, sino chupándolas con la boca. Cuando se come su miel no es cera lo que se adhiere a los dientes, sino algo como pajas. Fabrican estas abejas la miel de igual modo que las nuestras, viven también de las flores y del rocío, y se hallan en septiembre sus panales cargados y abundantes. El quinto género, un poco inferior a los precedentes, lo fabrican unas abejas con aguijón mucho menores que las nuestras y de color leonado; melifican éstas en un panal oblongo llamado acomimiáoatl. No pude averiguar bien si tienen rey y guardan en su labor y en su vida un orden civil; pero es verosímil que en este punto imiten a nuestras abejas, aunque esto no haya sido observado todavía por esta gente ruda e ignorante, a menos de creer que plugo a la naturaleza que existiesen también abejas bárbaras y silvestres, así como entre los hombres mismos, aunque dotados todos de idéntica luz de entendimiento, existen gentes incultas y ajenas por completo a toda civilización y organización social propiamente dicha. Y para añadir a los antes referidos algunos otros géneros de abejas, avispas y seudoabejas observados por mí en esta Nueva España, hablaré de otras pequeñas abejas sin aguijón llamadas tlalneuhtli, que melifican en lugares subterráneos y construyen panales redondos, pero cuya miel no es muy agradable, pues es ácida y un tanto amarga, aunque suele usarse y mezclarse a las comidas a falta de los géneros mejores. Melifica también en los agujeros de las paredes o de las riberas cierta variedad de avispas llamadas xicotli, que tienen aguijón y son negras, pero con el dorso amarillo. No hablaré de las seudoabejas con aguijón y negras que habitan en los huecos de árboles que ellas mismas excavan, y llamadas quauhxicotli por los mexicanos; ni de otras leonadas y armadas de aguijón dañino y venenoso; ni del tlalpipioli, género de abejas inermes, del tamaño de las nuestras y de color negro con amarillo; ni del cuezalmiáhoatl, que debe clasificarse entre las avispas de aguijón nocivo y ponzoñoso; ni de la seudoabeja quauhxicotli que es toda negra con excepción de las alas, que son rojas, y de aguijón muy largo y muy venenoso que raja de arriba abajo con su punzadura las cañas de azúcar y aun las maderas mismas, según pudimos verlo y observarlo. Arrogancia sería, por no decir gran necedad, querer enumerar todas las obras singulares y admirables de la naturaleza.



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MICATZONTECOMIMIÁOATL


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IZAXALÁZMITL



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