CAPITULO I


De La ΜΕMΕΥΑ tepecuacuilcense


Además de las memeyas descritas anteriormente, hay otra tepecuacuilcense que, aunque semejante en propiedades a los demás géneros de memeya o péplide, no hemos querido omitir por el hermoso color rojo de sus hojas. Es hierba de un codo de altura, con raíz fibrosa de donde nacen tallos rojos o purpúreos, delgados y cilíndricos, y en ellos hojas que con el tiempo se tiñen de rojo, oblongas, obtusas y parecidas en forma y tamaño a las de granado, y flores delicadas, redondas y amarillas, agrupadas en el extremo de las ramas. Dicen que es fría lo mismo que sus congéneres, y admirable para cortar las fiebres y cerrar las heridas, opinión a la cual debo decir que no asentí sino después de comprobarla con muchas experiencias, pues parece ser contraria al juicio de Dioscórides. Al gustar estas hierbas que manan leche no he percibido casi ningún calor; no he sentido en la leche misma ninguna acrimonia ni calor, o lo he sentido tan poco, que si se tiene en cuenta la experiencia puede creerse fácilmente que es el frío lo que predomina en dichas hierbas. Pudo suceder, sin embargo, que las hierbas a que se refiere Dioscórides, por razón del suelo natal, manaran leche más abundantemente y hubiera por tanto en ellas mayor acrimonia y más intenso calor, lo cual puede fácilmente ocurrir en aquel continente y en algunas de sus regiones; pero nosotros queremos narrar, con absoluta fidelidad, las cosas que hay en estas tierras. Nace en la región cálida de Tepecuacuilco.

TOMO III. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 2