CAPITULO CVI

Del NOCHTLI o género de tunas

Aunque esta planta que los haitianos llaman tuna, los mexicanos nochtli, y los antiguos, según creen algunos erradamente, opuntia, árbol pala o higo índico, desde hace muchos años fue conocida y comenzó a extenderse en nuestro Viejo Mundo, causando gran asombro por su forma monstruosa y por la extraña trabazón de sus hojas gruesas y llenas de espinas, sin embargo, como sólo entre los indios da fruto sazonado y maduro, y no puede juzgarse de ella debidamente sino donde fructifica de un modo pleno y surte con mucha frecuencia las mesas de sanos y enfermos, hemos querido, sin ocuparnos de su forma ya bien conocida en casi todo el mundo, enumerar sus distintas variedades, examinar sus propiedades y dar a conocer en qué lugares nace, de qué climas es propia, cuándo debe sembrarse y cuándo florece y fructifica. Se distinguen a veces las variedades de tunas por las flores, que son ya azafranadas con el extremo blanco, ya por fuera amarillas y por dentro del mismo color del fruto, como pueden verse en el tlatocnochtli, o bien amarillas por fuera y blancas con escarlata o también amarillas por dentro. Difieren además por el tamaño y forma de las hojas y de la planta entera, pues todas alcanzan sólo el tamaño de un arbusto, con excepción del zacanochtli y el xoconochtli que tienen a veces la altura de un árbol; en cuanto a las hojas, algunas son gruesas, otras delgadas, unas cubiertas de espinas, otras con espinas ralas y pequeñas, unas redondas, otras oblongas, unas de tamaño enorme y otras muy pequeñas. Pero se distinguen principalmente por el fruto, del que también toman sus nombres, según lo veremos detalladamente. Hay en la provincia mexicana, que yo sepa, siete especies de tunas: la primera, llamada iztacnochtli porque su fruto es blanco, tiene hojas redondas, pequeñas, lisas o con espinas ralas, flor amarilla, fruto espinoso y blanco, y es de tamaño de arbusto. La segunda, que llaman coznochtli porque da fruto amarillo, tiene hojas amplias, redondas, con muchas y largas espinas, flor escarlata con los extremos amarillentos, y fruto amarillo y escaso. El tlatonochtli o tuna blanca tirando a bermejo, tiene hojas angostas, oblongas, sumamente espinosas y algo purpúreas, lo cual es peculiar de este solo género, pues todos los demás tienen hojas verdes; el fruto es también espinoso; la flor es amarilla por fuera, pero por dentro del color mismo de la tuna. El cuarto género, llamado tlapalnochtli, es decir escarlata, tiene hojas delgadas, angostas y oblongas, más pequeñas que las precedentes y menos espinosas, flor blanca con bermejo, pequeña, y fruto no muy espinoso tampoco y de color escarlata y de fuego. El quinto, llamando tzaponochtli por su semejanza con el fruto que llaman los mexicanos tzápotl, tiene hojas descoloridas de forma oval, con algunas espinas y con flores amarillas con blanco y y tirando al escarlata. El zacanochtli o sea tuna herbácea o silvestre alcanza el tamaño de un árbol, y tiene hojas redondas, pequeñas y espinosas, fruto silvestre mayor apenas que una nuez, sumamente espinoso, y flores de un amarillo pálido. Hay también el xoconochtli, parecido en la forma al zacanochtli, pero de hojas y frutos ácidos, de donde toma el nombre. Son todas de naturaleza fría en segundo grado y húmeda, excepto las semillas, que son secas y astringentes. También las hojas son frías, húmedas y salivosas, por lo que el jugo exprimido de ellas y de los frutos extingue de modo notable las fiebres ardientes, apaga la sed y humedece las entrañas secas. Los frutos comidos con sus semillas a modo de alimento, detienen, según dicen, el flujo de vientre, sobre todo si proviene de calor. Proporcionan un alimento agradable y refrescante, aunque flatulento y sujeto a corrupción como toda fruta del tiempo, y muy a propósito para los que sufren calor, por lo que se comen más gustosa y ávidamente en verano, principalmente por quienes sufren exceso de bilis o destemplanza cálida. Tienen una goma que templa el calor de los riñones y de la orina. Su jugo o líquido destilado de ellos es admirable contra las fiebres biliosas y malignas, principalmente si se mezcla con jugo de pitahaya. Dio honra a este fruto el eminentísimo varón Martín Enríquez, ilustre virrey de esta Nueva España, quien mediante su uso frecuente se libró por completo de muchas enfermedades que solía padecer, originadas de la bilis y de calor. Sus raíces mezcladas con cierta especie de geranio cuya imagen damos también en estos libros, alivian las hernias, curan las erisipelas, mitigan el calor que proviene de fiebre o de cualquier otra causa, y son remedio del hígado irritado en exceso. Los mismos usos tienen las hojas, que además cocidas y condimentadas con chilli constituyen una vianda fría. Untan los mexicanos con el jugo de las hojas las ruedas de los carros para impedir que se quemen por el excesivo movimiento. Dicen también que la raíz, que es algo amarga, alivia las úlceras admirablemente. Nacen casi siempre en lugares montuosos y cálidos, y aunque crecen también en lugares fríos, sólo en los cálidos o por lo menos templados maduran sus frutos. Florecen al comenzar la primavera, y suelen fructificar con los demás árboles en estío. En cualquier tiempo del año, pero principalmente en primavera, nacen enterrando las hojas de cualquier modo u oprimiéndolas en la tierra con los pies, y sin necesidad de cuidados echan raíces y alcanzan el crecimiento debido. Parece pertenecer también a la especie de tunas el tetzihoactli, que sería semejante a ellas tanto en forma como en naturaleza si no tuviera brazos o tallos de forma cilíndrica y estriada, lo mismo que otras muchas plantas de las cuales, para distinguirlas, hablaremos en sus propios lugares.

TOMO II. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 1