CAPITULO XXIII

Del TZÓYAC o que huele a quemado

Tiene el TZÓYAC muchas raíces como fibras, de donde echa tallos largos, rectos, vellosos, de un verde desteñido, cilíndricos y algo ásperos, llenos por todas partes de hojas como de lino vellosas, algo blanquecinas, alargadas y angostas, y cerca del extremo de los tallos flores densamente agrupadas parecidas a las de tlacozazálic. Su olor es algo fétido, de donde toma el nombre. La raíz es de gusto aromático, glutinosa y calorífica; detiene las diarreas y suele curar los abscesos que llaman favos. Sahuman a los niños pequeños con el vapor de las hojas cuando han sufrido algún susto, quizá para que, fortalecidos la cabeza y el estómago, se repriman o se disipen los vapores del miedo. Algunos llaman a esta planta ixnextlácotl o sea vara cenicienta por su color, y aseguran que su cocimiento quita el dolor de vientre. Nace en Quauhnáhuac, en las faldas de los montes.

TOMO II. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 1