CAPITULO VIII

Del AYOTLI o de la naturaleza y géneros de las calabazas indias

Entre los géneros de calabazas, que los indios llaman AYOTLI, y omitiendo aquellos que comienzan a ser ya familiares a nuestro mundo, se encuentran muchas variedades. Las hojas de todas son, en su mayor parte, semejantes entre sí, y serían como de vid vinífera si no fueran mucho más grandes. Las flores son amarillas con forma de grandes cálices oblongos; pero los frutos son de nombres y formas muy variados, y en seguida vamos a describirlos con la brevedad y claridad posibles. La primera variedad de calabazas es el tzilacayotli o sea calabaza que suena, llamado por otros cuicuilticayotli o sea calabaza pinta; es hueca, como lo delata el sonido que produce al golpearla, y alcanza tal volumen que cubre tres cuartas con su circunferencia. La semilla es negra y mediana; la pulpa es blanca, entretejida de fibras y casi adherida a la cáscara; la superficie es lisa y con pintas de verde subido y verde pálido. La segunda variedad, llamada por algunos cozticayotli o sea calabaza amarilla y por otros hacayotli y hoeyacayotli porque es buen alimento y tiene figura oblonga, es de pulpa amarilla como lo indica su nombre, de cuatro dedos de grueso, semilla blanca, y está estriada a trechos o surcada, a la manera de algunos melones, de líneas más profundas y canalillos ahondados longitudinalmente. Su corteza, aunque al principio es también de color verde subido o pálido, casi siempre se pone al fin amarilla, en razón de lo cual se llama entonces, mudando su nombre, cozticecayotli. La tercera variedad se llama tamalayotli, y es muy amplia y de forma redondeada, de donde le ha venido el nombre. Su corteza es dura; la pulpa es de una cuarta de grueso, amarilla y muy agradable como vianda, y las semillas que encierra son blancas. La cuarta variedad, llamada también tamalayotli, es de corteza amarilla, de forma abultada a lo ancho, con pulpa de un amarillo pálido y semilla blanca y ancha; dicen que esta calabaza cura las hemorroides y los ojos inflamados. Hay todavía otra del mismo nombre, oblonga, leonada, de pulpa roja comestible y semilla blanca, y que nace en regiones cálidas. La quinta es el quauhayotli, que tiene la forma de los melones, con pulpa roja de dos dedos de grueso, semilla menuda y blanca y corteza leonada; no quiero hablar de otra variedad del mismo nombre que, como es un árbol, reservamos para otro lugar. Hay el tzonayotli o sea calabaza cabelluda, llamada así por su pulpa que es semejante a fibras e inútil como alimento, pero de semillas muy apetecidas; es de color blanco, verde o amarillo, aunque algunos al tamalayotli amarillo lo llaman también tzonayotli y al tzonayotli blanco iztacayotli. Hay, además, el iztactzilacayotli, de semilla blanca y ancha, de pulpa blanca y fibrosa de dos dedos de grueso, comestible y saludable. El tlilticayotli, de semilla blanca y alargada, pulpa de tres dedos de grueso, de un amarillo más claro y de mediano tamaño. El iztacayotli, una de las más grandes, de corteza y semillas blancas, de forma oblonga y de pulpa blanca y comestible de tres dedos de grueso. Pueden agregarse a éstas las que, aunque no son comestibles, pertenecen sin embargo al género de las calabazas, como el atecómatl, semejante a las calabazas españolas, hortense y campestre, sin pulpa, que no sirve para comerse, y del cual no suelen hacer uso los indios sino para llevar el agua, de donde tomó su nombre; o como el axicalli o calabaza de agua, del tamaño y forma de un escudo, corteza gruesa y ninguna pulpa, y del cual, dividido latitudinalmente, suelen formarse dos vasijas que hacen las veces de grandes fuentes; con los mismos, enteros y juntos en hileras de siete, fabrican balsas muy buenas para transportar hombres, caballos o cualesquiera cosas. Todas éstas están desprovistas de pulpa y no sirven para comer, lo mismo que el allácatl, llamado así porque sirve como sifón o bomba. Todas las variedades carecen, como las nuestras, de sabor y olor, proporcionan nutrición fría y húmeda, buena para la mesa y apropiada para alimentar a los que padecen fiebres y ardor de riñones, aunque preparadas con azúcar son menos saludables y agradables que las nuestras. Nacen en los huertos y en lugares húmedos y cultivados. Las flores y los renuevos de estas plantas sirven a los indios como hortalizas, principalmente con jugo de carnes gordas. Nacen al llegar las lluvias, aunque también durante todo el año brotan y sirven de alimento entre los mexicanos. Hay otros géneros de calabazas cuya naturaleza es diversa, y por tanto hablaremos de ellos separadamente en sus correspondientes lugares.

TOMO II. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 1