CAPITULO IV

Del ATATAPÁLCATL o tiesto puesto en las aguas

Llaman los mexicanos a esta hierba ATATAPÁLCATL, porque es parecida a tiestos o tepalcates puestos sobre las aguas de los lagos. Es propia de las lagunas, corrientes lentas y aguas estancadas, lo mismo que las demás especies de ninfea, a cuyas variedades también parece pertenecer, aunque las hojas son mucho más pequeñas y carece de tallo y de flor. Tienen las hojas pedúnculos semejantes a los de ombligo de Venus, gruesos, redondos, lisos, rojizos, enroscados cerca del nacimiento, y de cuya parte inferior salen raíces semejantes a cabellos que se afianzan en el limo y casi en el agua misma; las hojas son gruesas, redondeadas, medianas, de un verde oscuro por encima y más pálido por debajo, y flotan sobre las aguas a la manera de las de potamogeton o de ninfea. Carece de sabor y olor y es de temperamento húmedo y refrescante, debido a lo cual podría usarse sin inconveniente en substitución de la ninfea común. Quita, aplicado, las inflamaciones y erisipelas; tomado en dosis de una dracma mitiga las fiebres de los niños, y dicen que arroja así la enfermedad a la cabeza provocando erupciones; ayuda a guardar la castidad, y se opone, en fin, a todos los vicios que provienen de calor y sequedad. Subsiste todo el año y durante todo el año se arranca y se utiliza. Es propio de clima templado o un poco frío, como el mexicano, y nace, como dijimos, en las lagunas.

TOMO II. HISTORIA NATURAL DE LA NUEVA ESPAÑA 1