V

MANUSCRITOS INÉDITOS IGNORADOS Y DESCONOCIDOS, DE LOS CUALES SE TIENE NOTICIA POR LAS PROPIAS REFERENCIAS DE HERNÁNDEZ


Continuamente en las obras de Hernández se hace referencia a otros escritos que él asegura haber efectuado y de los que hoy no queda más constancia que sus propias afirmaciones. Muchos de ellos son complemento de la exploración americana, pero otros varios son obras anteriores al viaje, escritas en España. Ignoramos los títulos reales de estas obras, que siempre son citadas de modo parcial; por ello aquí sólo las indicaremos con títulos redactados por nosotros teniendo en cuenta el contenido que por las referencias conocidas suponemos tenían.


36. {Traducción latina y comentarios en el mismo idioma de la Theriaca de Nicandro}

Las referencias a este trabajo son numerosas y casi todas se encuentran incluidas en los comentarios al Plinio. Es indudable que lo llevó a cabo siendo muy joven, pues en una ocasión nos dice que ya había “escripto sobre Nicandro, poeta colofonio, al qual en verso latino en nuestra mocedad interpretamos”.72 La traducción y los comentarios fueron en latín, puesto que tratando de alguna otra cosa añade: “Ansí lo cantó Nicandro, poeta griego, en aquellos versos que en otros hezimos latinos trasladando.”73 De aquí se desprende claramente que la traducción fue grecolatina, lo cual se confirma en otro párrafo, donde hablando de las serpientes envía al lector a las obras de “Nicandro, poeta griego, el cual trasladamos y comentamos, pero por no faltar a los que carecen de la lengua latina diré dellas alguna cosa”.74 Otras muchas referencias pueden todavía citarse; recogeremos alguna, como aquella donde dice hablando del acónito pardalianche: “del qual... tenemos escrito en nuestros comentarios sobre el libro que contra las mordeduras de las serpientes escribió Nicandro”.75

En otra ocasión nos indica “desta serpiente hablamos en nuestros comentarios sobre Nicandro”.76 Hablando de los dragones, afirma su falsedad y añade que no son “sino vulgares culebras de que sobre Nicandro, poeta griego, tenemos hecha muy larga mención”.77

Aunque se podrían seguir añadiendo referencias, creemos que bastan las anteriores para confirmar la existencia de este trabajo hernandino que no ha llegado hasta nosotros, aunque evidentemente fue escrito por Hernández.


37. {Tratado de Medicina con comentarios a las obras de Galeno}

Son menores en número las referencias recogidas sobre este libro que las que pudimos obtener de la traducción del Nicandro. Sin embargo, son suficientes para adquirir la seguridad de su existencia. Las hemos encontrado todas en los comentarios al Plinio, y aparecen ya en los “Primeros borradores”.

Esto permite situarlo como escrito antes del viaje a México, y nosotros, por datos que no podemos explanar aquí pero que consignamos en el trabajo extenso que sobre él escribimos, tenemos casi la certidumbre de que fue escrito durante la estancia de Hernández en Guadalupe, como médico del monasterio y director del hospital, por los años de 1558 a 1562.

La referencia más concreta, intercalada al hablar de los huesos de la cabeza, dice así: “sería fuera de nuestro intento... repetir lo que largamente y con distinción y claridad screbimos en nuestra medicina y comentarios sobre los libros de Galeno”.78 En otra ocasión, tratando de los días críticos, después de atacar la teoría de Galeno, reputándola falsa, dice que de ello “en nuestra medicina con más comodidad tratamos”.79 Más adelante, al comentar las parasitosis intestinales, describiendo los parásitos, añade: “de cuya generación, causas, indicios y cura screbimos en nuestra medicina largamente”.80 Por lo anterior, parece indudable la existencia de este trabajo, desgraciadamente hoy perdido. Y es más sensible nuestro desconocimiento de esta obra, pues los datos médicos de Hernández incluidos en otras obras demuestran que sus conocimientos estaban en la vanguardia de su época; algunos, como el de la circulación pulmonar que describiera Servet, aparecen ya en sus comentarios al Plinio; con frecuencia rompe el tradicional acatamiento a las teorías antiguas para intercalar observaciones o hechos que las ponen en duda. Probablemente su amistad con Vesalio, de la que nos han quedado pruebas, intervino mucho en el avance de sus conocimientos y en la discrepancia con los antiguos, cuyas falsedades anatómicas acababa de demostrar Vesalio. El día que esta obra aparezca, se podrá valorar mejor la figura médica de Hernández, indudablemente de las más preeminentes de su época, no obstante el olvido en que durante siglos se tuvo este aspecto de su personalidad.


38. {Libro sobre la flora de las Islas Canarias}

Este trabajo fue escrito durante la travesía marítima que lo llevó a México, en los días que permaneció el barco anclado en la Gran Canaria. Debió de ser un libro pequeño. Su existencia es indudable, pues en varias ocasiones lo recuerda en el texto de la Historia de las plantas de Nueva España, en citas como la siguiente: “de las dracenas de las Islas Afortunadas ya hemos escrito en el libro dedicado a ellas”.81 Desde luego no pudo ser ilustrado, como se desprende de esta otra referencia que intercala al hablar de una planta: “de tres de ellas no doy dibujo por que las encontré en la Gran Canaria, una de las Islas Afortunadas, cuando todavía no tenía pintores”.82 Probablemente, por la premura con que recogió los datos de este libro, lo mismo que del que consta escribió en Santo Domingo, quedaron lagunas que pensaba llenar, y esto explica la carta que recién llegado a México, en diciembre del 1572, escribe al rey, donde dice: “También es menester para la perfección desta obra q. v. m. mande escribir a las Yslas Canarias, Santo Domingo y China, hagan en este caso lo que yo les ordene y será que embíen pinturas en pequeño de todo lo natural... para que yo lo haga acá pintar a mi modo y ponga el stylo.”83 No sabemos si el libro llegó a completarse, pero la realidad es que se perdió y no ha vuelto a tenerse noticia de él.


39. {Libro sobre la flora de la Isla de Haití}

Lo mismo que la anterior, esta obra fue escrita en el trascurso del viaje a México, durante la estancia en Santo Domingo. Tampoco fue ilustrada, ya que en la carta citada anteriormente pedía también dibujos de esta isla. Las referencias de Hernández a su estancia en Haití son numerosas y en muchas se menciona el libro, como cuando habla de la yuca, donde dice: “ya dijimos cómo se hacen de esta planta diversos géneros de pan y cómo se siembra y se cultiva, en el pequeño libro que dedicamos a las plantas haitianas cuando estuve allí”.84 Perdido como los anteriores, este libro no llegó a ser visto por ninguno de los que se ocuparon de Hernández en siglos pasados.


40. {Libro sobre la flora de la Isla de Cuba}

Sobre este libro, escrito, al igual que los anteriores, durante el viaje a México, no hemos encontrado más que una referencia del propio Hernández. Aparece en el Memorial dirigido al rey después de su regreso a España, pidiendo mercedes, donde cita, junto con las de Canarias y Santo Domingo, una obra dedicada a las plantas de La Habana, que fue compuesta al recalar la embarcación en Cuba, pues añade que la escribió como las otras dos citadas anteriormente, “según la brevedad del tiempo que en ellos de pasada se detuvo”.85

Queda en esta serie de libros botánicos escritos por Hernández y hoy perdidos la sospecha de una Flora andaluza, que probablemente elaboró durante el año 1555, en compañía de Juan Fragoso, quien luego fue cirujano de Felipe II. No hemos encontrado ninguna referencia del propio Hernández sobre este trabajo, pero en cambio Fragoso, en uno de sus libros, se refiere a las herborizaciones que durante este año llevó a cabo en compañía suya por las provincias andaluzas. Tal vez, el libro no llegó a escribirse nunca y el trabajo quedó reducido a la recogida y estudio de las plantas como entrenamiento para futuros trabajos de mayor envergadura.86


41. {La traducción al idioma mexicano del Libro de las plantas de Nueva España}

De este trabajo, que evidentemente se estaba elaborando en los últimos años de su estancia en México, pues lo cita en repetidas cartas,87 no ha quedado más recuerdo que las propias referencias de Hernández. Sin embargo, Icazbalceta, en su Bibliografía mexicana del siglo XV88 apunta la posibilidad de que un manuscrito del siglo XV sobre historia natural mexicana, redactado en idioma nativo, con ilustraciones de aves y otros animales, que estaba en poder del impresor madrileño Antonio Sanz (en otros documentos se le llama Sáez) hacia el año de 1767, y que fue visto por el padre Sarmiento —quien se quedó sin saber de lo que se trataba—, pudiera ser parte del manuscrito mexicano de Hernández. La idea es tentadora, pero la base para sostenerla es muy endeble. Por otra parte, el manuscrito de Sáez desapareció en aquella época sin dejar rastro.


42. {Método para conocer las plantas de ambos Orbes}


43. {Tabla de los males y remedios de Nueva España}


44. {Las plantas de Europa que crecen en América}


45. {Experiencias y antidotario del Nuevo Orbe}


46. {Tratado de sesenta purgas naturales de América}

Citamos en conjunto estos cinco trabajos, pues en realidad son complemento unos de otros y todos de la Historia natural de Nueva España. Los escribió su autor en los últimos años de su estancia en México y da noticia de ellos en las cartas enviadas a España. La primera obra que cita es el Antidotario, al cual se refiere en la carta dirigida a Ovando el 1° de septiembre de 1574, cuando dice que están “faciéndose tablas y Antidotario de las cosas desta tierra”. No vuelve a hablar de estos trabajos hasta la carta del 10 de febrero de 1576, enviada al rey, donde escribe: “cuando… yo vaya, llevaré… otros cuatro libros muy necesarios a la perfección de la Historia natural, los cuales ya están acabados en borrador, que son método de conoscer las plantas de ambos Orbes, tabla de los males y remedios desta tierra, las plantas de ese orbe que nacen en éste y los provechos que tienen entre los naturales, y el de las experiencias y Antidotario déste”. En la misma carta anuncia haber acabado la traducción del Plinio, la Historia y la Corografía de que hablaremos más adelante, y en el Memorial a Felipe II pidiendo mercedes, también se refiere a unos libros que ha escrito sobre “las plantas desta tierra que nascen en la Nueva España, declarando cuáles son naturales y cuáles comunicadas a ella desta tierra, y la manera que se debe tener de conoscer las plantas de acá y de allá. Item, otro Tractado de sesenta purgas naturales de aquella región y peregrinas a ésta, que en dos hospitales experimento”.89 Por lo tanto, es innegable que estos libros se escribieron, aunque posteriormente se hayan perdido. Sigüenza, que es el autor contemporáneo de Hernández que más se ocupa de su obra, debió de conocer alguno de estos trabajos, pues escribe: “Hizo fuera destos quince libros {la Historia de las plantas} otros dos por sí, el uno es índice de las plantas y la similitud y propiedad que tienen con las nuestras... el otro es de las costumbres, leyes y ritos de los indios.”90 Porreño, quien, como sabemos, copió en esto fielmente a Sigüenza, intercala también el mismo párrafo.91 El segundo libro citado, sin duda alguna son la Corografía y las Antigüedades, y el primero debe de referirse a los que estamos reseñando. No vuelven a ser citados estos trabajos por ningún otro autor hasta que Nicolás León, tomando la nota de las propias cartas de Hernández, los recuerda en el prólogo a la edición del Ximénez de 1888 (n. 14). En el texto de la biografía ya hemos hablado con detalle de estos trabajos a los que el propio Hernández llama “Libros adminiculativos”, y allí explicamos las razones por las que suponemos su pérdida definitiva en el incendio de El Escorial.

Tratando de la recopilación hernandina que publicó Juan de Barrios en 1607 (n. 11), hemos expuesto ya nuestra idea de que tal vez lo que Barrios presenta como tomado del protomédico sea alguno de estos libros y precisamente el titulado Tabla de los males y remedios desta tierra.


47. {Compendio de la división y partes de Europa}


48. {Compendio de la división y partes de África}

La referencia a estos dos trabajos de Hernández, hoy perdidos o ignorados, nos la da él mismo cuando, en el texto del “Compendio breve de la división y partes de Asia...” (ver n. 20), advierte que redacta el Compendio de Asia: “según también en Europa y África lo hesimos”, testimonio que obliga a admitir la existencia de estos dos trabajos, escritos a la sombra de los Comentarios a Plinio y nueva demostración de sus aficiones geográficas.


49. {Corografía de la Nueva España}

La historia de este trabajo es muy enredada y aparece embrollada en muchos de sus puntos; ya en el texto de la biografía dedicamos un capítulo a relatar las complicadas aventuras del geógrafo y de Hernández en el desempeño de la comisión geográfica que el rey les había encomendado. Hernández, al volver a España, como ya demostramos, lleva parte del estudio geográfico, lo cual se comprueba por varios datos: El 10 de febrero de 1576, Hernández anuncia su retorno llevando la “Corografía de esta tierra”. Suponemos que es sólo una parte, o tal vez la puramente descriptiva, ya que los datos geográficos no están acabados. Y esto lo repite Hernández en la última carta suya escrita desde México que conocemos, con fecha de 24 de marzo de 1576.

Desde luego, algo de este trabajo se lleva a España al retornar, pues el geógrafo, que se queda en México para terminar sus labores, cuatro años después de vuelto Hernández escribe desde México al rey una carta, con fecha del 8 de abril de 1581, donde le habla de las tablas y descripciones que el Dr. Francisco Hernández llevó a su majestad, las que considera como “primeros borradores.”

Sigüenza y Porreño describen entre las obras que vieron de Hernández una que habla de las “descripciones del sitio, de las provincias, tierras y lugares de aquellas Indias y Mundo Nuevo, repartiéndolas por sus climas.” Tal vez sea ésta la verdadera Corografía de Hernández, la que dio lugar al escrito de Juan Bautista Gesio pidiendo al rey que no publicara el trabajo de Hernández sin que antes pasara por el examen y aprobación de alguien muy competente en la materia. Las razones de Gesio, cuando pide esto al rey, son las de evitar que, si presenta errores, éstos pudieran servir de argumento contra España a los enemigos que disputaban los límites de la demarcación.

Ya en la biografía tratamos extensamente de este tema.


Cerramos aquí el estudio bibliográfico de las obras del protomédico Francisco Hernández con la satisfacción de haber conseguido aportar bastantes datos nuevos y originales. No se nos oculta que este trabajo queda todavía muy incompleto, pero ojalá sirva para estimular la inquietud espiritual de algún investigador hacia el deseo de buscar, estudiar e interpretar las numerosas obras de tan ilustre humanista, que hoy permanecen ignoradas o dormidas. Si esto ocurre, se habrá dado un paso más en el conocimiento de la historia científica hispanoamericana, lográndose el fin con que fue escrito.


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72 Comentarios a Plinio, libro XXI, cap. 10.

73 Ibid., libro VIII, cap. 27, fol. 197 v.

74 Ibid., libro VIII, cap. 23, folio 183 v.

75 Ibid., libro VIII, cap. 17, folio 167 r.

76 Ibid., libro VIII, cap. 21, folio 180 r.

77 Ibid., libro VIII, cap. n, folio 149 v.

78 Ibid., libro XI, cap. 37, folio 240 v. También aparece en Primeros borradores, tomo II, folio 104 v.

79 Ibid., libro VII, cap. 48, folio 95 r.

80 Comentarios a Plinio, libro IX, cap. 33, folio 231 v.

81 Historia de las plantas, libro IV, cap. CCIV.

82 Ibid. libro II, cap. CIV. (Los párrafos traducidos pertenecen a la edición descrita en el n. 5.)

83 Carta del epistolario hernandino, fechada en diciembre 12 de 1572.

84 Historia de las plantas de N. España, libro IV, cap. XXXII.

85 Memorial de F. Hernández al rey, sin fecha, pero evidentemente de fines de 1577, en el que describe sus trabajos y pide mercedes. Publicado por Medina en la Biblioteca Hispano Americana (Santiago de Chile, 1900), tomo II, p. 292.

86 Juan Fragoso, De succedaneis medicamentos (Madrid, 1575). En este libro, al tratar del ‘’Tomillo salsero”, es cuando se hace el recuerdo a la Exploración Botánica que conjuntamente llevaron a cabo Hernández y Fragoso.

87 A partir de la carta dirigida a Ovando el 1 de septiembre de 1574, todas las demás cartas conocidas hasta la del 24 de marzo de 1576, última conservada (con excepción de la del 22 de octubre de 1575), hacen referencia a la traducción mexicana de la Historia natural que dice están llevando a cabo, ya muy adelantada.

88 Icazbalceta, Bibliografía mexicana del siglo XV, p. 360.

89 Memorial a Felipe II dirigido por Hernández, publicado por Medina en Biblioteca Hispano Americana, p. 292. También hace referencia al libro de las plantas europeas que nacen en México cuando escribe en su Historia de las plantas, hablando del xalacocotli, que “de éste hablaremos separadamente cuando tratemos de las hierbas de nuestra patria que nacen en la Nueva España” (tomo I, libro I, cap. XXIX, pág. 18).

90 Sigüenza, Historia de la orden de San Jerónimo.

91 Porreño, Dichos y hechos...

TOMO I. VIDA Y OBRA DE OBRA DE FRANCISCO HERNÁNDEZ